HABLANDO CLARO

Valencia

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La ciudad del Turia ha pasado, de ser la tierra de las flores de la luz y del amor, a ser la capital de las algaradas callejeras estudiantiles. Ahora que se retiran los fríos y se aproxima la primavera, es cuando los estudiantes echan de menos la calefacción en las aulas, que, según dicen, no está conectada. Uno se explica que esas cosas ocurran en Palencia, Soria, Burgos o de los Pirineos hacia arriba, climas gélidos y con respetables temperaturas tirando por bajo. Pero en la mediterránea Valencia, hay que imaginarse que se monte la que se ha montado por ausencia de calefacción. Distintos medios de comunicación han insistido en el perfil de clase media, también ahora llamado 'pija', de los integrantes del Instituto Luis Vives, centro de las protestas. Yo siempre pensé que los pijos habitaban barrios tipo Salamanca, cursaban estudios en centros privados y costosos, cuando no en el extranjero, y vestían ropa cara de marca. Ahora esas señas de identidad coinciden con las de la izquierda enriquecida al socaire de estos años de saqueo y desvergüenza nacional. Mírele usted la corbata, o el reloj, a un político o líder sindical y verá como ni la corbata es de Carrefour (aunque son bonitas y asequibles) ni el reloj es de gama media. En esto no se distinguen ya la izquierda ni la derecha, salvo que, según el tópico, la derecha siempre ha sido rica de toda la vida y la izquierda no. Volviendo al tema, yo no me canso de mirar las fotos de las manifestaciones valencianas y veo muy creciditos a los chicos esos como para que estén cursando en el insti sus estudios de bachiller. Si encima me entero de que de todos los detenidos solo uno es estudiante y vive junto al centro docente, y todos los demás superan con creces las edades del estudiantazgo, y además me entero de que tanto uno de los bedeles del centro junto al Jefe de Estudios confirman que la calefacción y la electricidad funcionan bien, y que el Luis Vives tiene en su cuenta corriente 82.055 Euros, entonces ya no tengo tan claro que las 'manifas' sean por las malas condiciones de la enseñanza. Aunque, si fuera cierto, está claro que un estudiante joven con los pies fríos y el corazón caliente es un peligro siempre. Lo sabemos los que lo hemos sido, e incluso aún lo somos de otra manera. Son tiempos de hormonas revolucionadas, de deseo de peligro, de vivir peligrosamente. Un poco como Luis Vives, aunque el gran humanista nunca abandonó el estudio y la formación. Deberían nuestros estudiantes imitar más a Vives. En todo.