Editorial

Perseverar en Libia

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Hay una suerte de decepción en la opinión occidental ante lo que sucede en Libia y de sorpresa por la pretendida lentitud con que una coalición de países poderosos y armados no consiguen imponer sobre el terreno el triunfo de sus patrocinados, los opositores al régimen libio del coronel Gadafi. Pero los militares de esos países saben lo que hacen y probablemente atinan cuando piden más tiempo. Además de que la acción militar empezó hace solo cinco semanas y con medios autolimitados por razones políticas, humanitarias y de opinión, tan evidente es que la rebelión no puede derrotar hoy por hoy a Gadafi y su ejército como que el dictador libio tampoco prevalecerá. Los cálculos de la coalición tienen el tiempo a su favor: Gadafi estará más pronto que tarde sin repuestos, equipo letal e incluso municiones. Por eso intenta alargar la guerra, como en hace Misrata, con una confusa política de supuesta evacuación y traspaso de la crisis a un diálogo entre tribus. Si pudiera, no combatiría un segundo más frente a un adversario que, muy al contrario, puede perseverar todo el tiempo preciso, no tiene bajas y está empezando a hacer de los rebeldes un ejército digno de ese nombre. En Libia hay una estrategia, es probablemente la más juiciosa y terminará por dar resultados.