Editorial

Paz en los cielos

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Por fin se ha esfumado el fantasma de una huelga de controladores que estaba amenazando al negocio turístico: ayer, AENA y el sindicato mayoritario de este colectivo, la USCA, llegaron a un «acuerdo de mínimos» que abre paso definitivamente a la negociación de un nuevo convenio colectivo, ya de acuerdo con las pautas fijadas por Fomento en el decreto de febrero. Aunque los controladores, con su anuncio de movilizaciones, han causado un daño irreparable al turismo -es indudable que la amenaza ha tenido un efecto disuasorio-, parece que estos profesionales han entrado al fin por la senda del sentido común, después de haber logrado a lo largo de años de reivindicaciones unas condiciones laborales tan privilegiadas como inaceptables. Como regla general, los controladores trabajarán cuatro días y descansarán dos, en tanto las horas anuales dependerán de su puesto de trabajo. El salario, lógicamente, se ajustará a las horas trabajadas y comenzará a acomodarse a pautas realistas. Es justo reconocer que el ministro de Fomento, José Blanco, ha superado con éxito el arduo reto.