LA CERBATANA

CRISIS

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Esta columna quincenal debe tener un contenido de ámbito local, de hecho, se coloca en la sección de Cádiz, por tanto, aunque me gustaría, no debo escribir sobre la crisis sistémica y global que nos tiene a todos más que preocupados. Pero es lo bueno de un mundo global que si le recortan el sueldo a un trabajador de Kansas, más temprano que tarde, le puede ocurrir a un trabajador de Cádiz, que aunque quedan pocos, los hay. Hace unos meses nos decían que la crisis no llegaría a nuestro país, que nuestro sistema financiero era uno de los más valorados del mundo, que nuestra economía era fuerte y aguantaría los golpes del sistema. Hoy, el puente en construcción sufre una desaceleración, o ralentización (¿de qué me suenan estos términos?), y puede que no llegue a tiempo para el Bicentenario, pero los gaditanos estamos acostumbrados a los retrasos. Solo hay que ver el funcionamiento de nuestro transporte público o las numerosas obras que se eternizan a nuestro alrededor. Si Puerto América supone un símbolo del desastre del 92, el puente no debe serlo en el 12.

Pero lo que más me preocupa de esta crisis es la falta de solidaridad entre nosotros, los trabajadores. No creo que debiéramos alegrarnos por la bajada de sueldos a los funcionarios y sí preocuparnos por dónde está nuestro dinero, por qué se le «inyectó» ingentes sumas a los bancos y a dónde ha ido a parar la regulación de los mercados de la que ya nadie habla y que ha sido el origen de la crisis. Al menos Teófila va a dejar ir a la playa a los que no tengan dinero ni para bañador. A ver qué playa se llena más este verano.