Cuatro de los siete astados enfilan la calle Barrié tras huir, a través de una valla derribada, del control de los mayorales. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La productora presentará mañana un nuevo plan de seguridad

Siete toros se escapan en el ensayo y recorren más de un kilómetro sin control por el centro. La jornada se salda con dos heridas y un gran malestar ciudadano

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El portavoz del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz, Ignacio Romaní, y los responsables políticos y técnicos de las áreas relacionadas con la coordinación del rodaje de la película ‘Knight and Day’ en Cádiz: Fomento, Seguridad Ciudadana, Policía Local y Medio Ambiente, Bruno García, Evelio Ingunza y Paloma Bordons, respectivamente, se han reunido en dos ocasiones en la jornada de hoy (a las 13 y 20 horas) con el director de la productora Calle Cruzada, José Luis Escolar y representantes de la misma para abordar lo sucedido ayer y las posibilidades de reanudación del rodaje de la película en Cádiz.

La productora trasladó su parecer sobre las causas de lo sucedido así como una propuesta de medidas para solucionar las deficiencias que provocaron el incidente de ayer domingo. Sin embargo, el Ayuntamiento de Cádiz mantiene la paralización del rodaje a expensas de que mañana por la mañana la productora presente un nuevo Plan de Seguridad reforzado como condición indispensable para reanudar el rodaje. Para mayor garantía de seguridad, este nuevo Plan deberá estar avalado por una empresa auditora de calidad de ámbito nacional que certifique dicha calidad y resistencia de los sistemas y materiales a emplear.

Entre otras cosas la productora ha comunicado al Ayuntamiento que empleará un nuevo modelo de vallas sujetas al suelo y reforzará el perímetro del rodaje con más vallas.

El Ayuntamiento ha reclamado la reducción en el tiempo de la presencia de toros en el rodaje en Cádiz, extremo que ha sido aceptado por la productora. También se ha confirmado que el astado que ayer traspasó la barrera de protección se ha descartado para el rodaje de la película.

Por otro lado, el concejal de Fomento, Bruno García, ha visitado a las dos personas heridas leves interesándose por su estado y ofreciéndole la ayuda que requiriera del Ayuntamiento, a pesar de que la responsabilidad civil corresponde a la productora. Calle Cruzada, que por su parte, el primer día y hoy se puso en contacto con sendas personas para informarles de que hoy lunes el médico de la aseguradora las llamaría para gestionar las reclamaciones.

En relación a los comercios, hoy lunes han tenido libertad para abrir o no sus establecimientos, si bien independientemente de la decisión que hayan tomado a este respecto, recibirán la compensación económica de 7,5 €/metro cuadrado/día consensuados días atrás entre las asociaciones de comerciantes y la productora. En cuanto a mañana martes, no habrá rodaje y los comercios podrán abrir sus negocios, tal y como la productora ha adelantado a final de la tarde de hoy a los comerciantes afectados.

El portavoz municipal, Ignacio Romaní ha dejado claro a la productora que “la garantía de las medidas de seguridad es el salvoconducto para empezar el rodaje” y confía en que el Plan “que presenten mañana se ajuste a los requerimientos que les hemos solicitado”.

El suceso

Pasaban sólo unos minutos de las doce y media de la mañana. Una treintena de mozos esperaban ansiosos la cuenta atrás para empezar su carrera. La calle Ancha estaba lista para su encierro cinematográfico, y la particular Estafeta gaditana albergaba el primer ensayo de la escena de persecución de la película Knight & Day que se iba a filmar en Cádiz desde hoy.

Todo preparado, el operador de travelling (cámara colgante) da su «ok». Resuena el «tres, dos, uno...» para iniciar la grabación. Se escucha por megafonía. El silencio es total, pero algo lo interrumpe.

Un golpe seco, sonido metálico, llama la atención de los pastores y mayorales que manejan a la decena de toros (dos de ellos cabestros con cencerros). Uno de los astados, visiblemente nervioso, acaba de romper varios de los tablones de madera atornillados minutos antes a las vallas de seguridad de la calle Novena, ha logrado abrir la puerta móvil y empieza a correr sin oposición alguna por la calle Barrié en dirección a la plaza de Las Flores.

Era el principio del caos en lo que iba a ser una fiesta. Siete de los diez astados contratados para rodar la escena de persecución en medio de un encierro se acababan de saltar el guión y de arruinar todo el plan de grabación.

Los siete toros se escaparon de la zona acotada y tomaron en manada la calle Barrié, por segunda vez. Ya en la tarde del martes, Sevilla se convirtió también en escenario de otra estampida.

En aquella ocasión, sólo fueron dos toros y la situación estuvo más controlada ya que los animales no llegaron a abandonar el perímetro de la plaza de toros de la Maestranza. Lo que se vivió en Cádiz ayer muy diferente.

Los animales llevaban varios minutos en una especie de chiquero improvisado en Novena, entre las calles San Miguel y Barrié. Con los pitones recortados y un carácter manso, debían iniciar su carrera en dirección a la plaza San Antonio persiguiendo a los mozos en el ensayo. O al menos era lo que figuraba en el plan de ensayo.

Sin embargo, los astados ya habían comenzado en segundos su particular recorrido turístico por Cádiz ante el asombro generalizado, los gritos de histeria de los vecinos y viandantes que se cruzaban con ellos, y los flashes de las cámaras de fotos de los asistentes al espectáculo asombrados desde sus balcones.

En apenas unos minutos, la noticia corre como la pólvora, y la ciudad está patas arriba. Los primeros rumores hablan de que algunos de los animales han llegado hasta la Avenida, cortado la circulación y causado estropicios en coches, pero lo cierto es que los toros siguieron una ruta distinta.

Barrié, Plaza de las Flores -ante la carnavalesca escalera de Correos-, plaza de la Libertad, plaza de la Cruz Verde, callejones Cardoso, María Arteaga, Rosa y los alrededores de La Caleta se convirtieron en escenarios de un encierro que, de pronto, era real, pero improvisado y aterrador. Los dos únicos heridos se produjeron a partir de la calle María Arteaga -punto donde la calzada se estrecha- debido principalmente a que era la zona más transitada. Allí, la incredulidad y el terror se hicieron comunes. Niños, ancianos, adultos... todos a los portales, a las tiendas, a cualquier refugio.

Recorrido incontrolado

«Cuando vi que se acercaban los toros echamos abajo la baraja tan pronto como pudimos». Habla Silvia Montiego, trabajadora de una tienda de golosinas en el comienzo de la calle de la Rosa. En ese punto, los toros se detuvieron un segundo antes de proseguir con su precipitada carrera. Tras ellos iban miembros de la Policía Local en coche y a pie intentando conducir a los toros y advertir a la gente.

La situación se tornó en milagrosa cerca del Mora. La hora en la que se produjeron los hechos en la popular calle -el minutero rebasaba en 35 minutos el mediodía- y la animación propia de la zona -bares y esquinas llenas de personas mayores y padres con sus hijos- eran los ingredientes necesarios para que la estampida de los astados se hubiera convertido en una tragedia. Sin embargo, sólo hubo que lamentar pequeños daños personales hasta la llegada de los toros al Campo de las Balas.

Allí quedaron reducidos en la zona del aparcamiento más cercana al Castillo de Santa Catalina. Los pastores y mozos fueron los encargados de reducirlos en esa zona para el asombro de los turistas mañaneros. La mayor parte de ellos, cámara en mano, se congregó en la zona de la fortaleza más cercana a los astados. En esa zona se quedaron hasta que los vigilantes de la fortaleza los desalojaron en un camión. En torno a las 14.30, los siete toros fueron introducidos en el remolque y abandonaron la ciudad, camino de la finca de la que provenían, por expreso mandato del Ayuntamiento. El terror fue sustituido por el morbo, el chisme y la curiosidad. Cádiz como una feria. Con toros y todo.