Uno de los dos pabellones deportivos habilitados enTarifa para atender la avalancha de subsaharianos de esta semana. :: EFE
ANDALUCÍA

Marruecos desvía la presión a Tarifa

La avalancha de inmigrantes que pone al límite a los voluntarios llega en una semana sin apenas vigilancia marroquí sobre la costa de TángerEl problema migratorio permite a Rabat manejar de forma arbitraria ante Europa un problema que en su propia sociedad ya reviste perfiles racistas

S EVILLA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Marruecos buscó aliviar la presión migratoria en Tánger con su decisión de dejar sin vigilancia durante 48 horas su costa norte. Expertos consultados coinciden en que esta ha sido la verdadera razón de la sorprendente falta de control de las aguas del Estrecho, que permitió el paso de 1.200 personas en dos días hacia las costas de Tarifa.

Las razones de Marruecos, que tiene protocolos firmados con España desde hace años, que mantiene una comisaría conjunta en la ciudad tangerina y cuya Marina Real ya impide el paso casi a más pateras de las que rescata Salvamento Marítimo en aguas españolas, han sido objeto de múltiples interpretaciones e incluso ha motivado una reunión de Interior para reconducir el acuerdo.

Fuentes diplomáticas conocedoras del vecino país creen que la colaboración con España es buena desde el gran viraje que se produjo en 2005, cuando se firmaron los primeros acuerdos en materia migratoria, se desplegaron nueve mil efectivos en la zona y se celebró la conferencia sobre Migración y Desarrollo en Rabat. Descartan así la influencia de otros contenciosos en las relaciones económicas o políticas con Madrid o con Europa. Tampoco creen que haya influido la decisión de un juez de Melilla de investigar incidentes en la verja.

Pese a ello, otros expertos de seguridad indican que Marruecos hace puntualmente «lo que le da la gana»y así, estos días optó por atender su propio interés de descongestionar Tánger a pesar de todos los acuerdos firmados.

El asunto es que un barrio entero ha pasado al otro lado del Estrecho. Lo cuenta Helena Maleno, la portavoz del colectivo Caminando Fronteras. «Se corrió la voz de que durante 48 horas no habría vigilancia y la gente salió a las playas dejando todas sus cosas atrás, casas enteras montadas». Incluso recibieron llamadas de otros lugares, como un joven senegalés, estudiante afincado en Casablanca, dispuesto a emprender el viaje hasta Tánger porque le habían dicho que se podía pasar. Algunos hicieron el camino y pasaron. «Tánger está ahora vacío», dice. Aunque, sin duda, se volverá a llenar, porque la ola humana que sube de África no se va a a detener. «Ya viene gente de otras ciudades», indica.

No obstante, el movimiento marroquí se produce en vísperas de una cumbre europea que debe tratar sobre inmigración y viene a poner en evidencia la importancia del papel de este país en el control de la frontera sur de Europa. Marruecos tampoco puede permitirse hacer demasiado gestos de fuerza en estos momentos, dadas las malas relaciones con otros países vecinos y tradicionales aliados, como Argelia y Francia, y por el contrario su actual 'luna de miel' con España.

Fuentes diplomáticas indican que Marruecos está haciendo esfuerzos por controlar la inmigración en su territorio y alaban el proceso de regularización de subsaharianos puesto en marcha por el rey Mohamed VI, que ha permitido, según Maleno, que muchos inmigrantes abran pequeños negocios y que ha parado el creciente racismo de la población marroquí contra «los negros», que se traducía en numerosas represalias.

No es esa la opinión de José Chamizo. El ex Defensor del Pueblo atribuye la oleada de inmigrantes de esta semana a la presión que sufren «los negros» por parte de la sociedad marroquí, que desea hacerles salir. Esta presión hace a la vez más difícil su ya precaria situación y les fuerza aún un poco más a arriesgarse a cruzar el mar en frágiles barcas de juguete.

Omar el Hartiti, presidente de Sevilla Acoge, piensa por su parte que Marruecos hace ver que tiene capacidad para controlar su frontera, pero realmente carece de ella, por lo que estas 'ventanas' de descontrol se atribuiría a falta de medios.

También alerta del interés del vecino país por crear un 'embudo' en la zona para dar mayor dimensión al problema de la presión migratoria que, a su juicio, no es ahora mayor en número que en los años 90, cuando el paso de personas se producía a través de pesqueros y sin que saliera en las noticias.

Helena Maleno va más allá y sugiere el negocio que hay tras las vallas, las concertinas, el material antidisturbios. Frente a ello, la activista almeriense recuerda que en Marruecos hay ahora mismo unos cinco mil trabajadores españoles trabajando sin papeles, sobre todo en Tánger y Casablanca.

Gana la solidaridad

Frente a lo ocurrido en Ceuta, cuando murieron quince inmigrantes ahogados al intentar cruzar la frontera, la 'avalancha' de inmigrantes sobre Tarifa esta semana ha supuesto una lección de humanitarismo. Así lo hace ver Omar el Hartiti, presidente de Sevilla Acoge, que destaca cómo pese a la gran cantidad de personas a las que hubo que atender en tan poco tiempo los servicios de atención funcionaron a la perfección.

Coincide con él Maleno, de Caminando Fronteras, que es ahora mismo la referencia para los inmigrantes que llegan a Tánger, a quien recurren los que salen al mar cuando no llegan a contactar con Salvamento Marítimo, y quien conoce los nombres y las vidas de quienes corren el riesgo de cruzar Africa para lograr una vida mejor. «Hay que estar orgullosos de este ejercicio de ciudadanía», dice.

Maleno reflexiona también acerca de que las historias de vida de los inmigrantes son una lección de valentía y una oportunidad para no olvidar quiénes somos.

Historias hay muchas y es difícil seleccionar en un momento. Se acuerda sobre todo de los que no han conseguido saltar a España: Una chica en silla de ruedas, que llegó a estar en la playa, alcanzó a subir a la balsa, pero las olas la empujaron hacia atrás y fue detenida. Recuerda a un joven músico, muy querido, que había dado conciertos en Tánger y a quien se da por desaparecido; Cita en especial a mujeres inmigrantes, la mayoría de las cuales han pasado terribles violaciones hasta llegar al borde de la costa africana y en concreto lamenta que no ha podido salir una joven de 16 años, huida de la guerra en su país, que estaba siendo prostituida en Fez, víctima de una red de turismo sexual y que, muy deteriorada y enferma, había logrado huir de su proxeneta y llegar a Tánger. «Pero no ha tenido suerte», se lamenta.

Está también la historia de la niña que viajó sola, a quien los equipos de rescate en Tarifa llamaron 'Princesa', que la Junta ha asignado a una familia de acogida en espera de que se reúna con sus padres, que la subieron a la barca que no ellos no pudieron alcanzar.

Omar el Hartiti cree que aparte de este caso, cuya historia han contado los que llegaron en la patera, hay otros de madres que entregan a los menores para poder facilitar su salida, y después el paso de las propias mujeres, ya solas.

Mientras, en la Cruz Roja gaditana se comienza a recuperar el sueño perdido y se constata con satisfacción que han podido hacer frente a una situación límite en la que ni siquiera habían soñado verse involucrados. Acostumbrados a un goteo de diez a veinte personas, de manera intermitente, de pronto les llegaron un millar y había que tener disponibles voluntarios, mantas, kits de vestido, alimentos. Todo se hizo a la perfección, indica el responsable del dispositivo, Javier Gil.

El grupo de voluntarios habitual de Tarifa se vio reforzado primero por otros de la provincia de Cádiz y de otros puntos de Andalucía. En total han participado más de 160 personas, en turnos de 52, que iban dándose el relevo, agotados: médicos, enfermeras, socorristas, traductores, expertos en acompañamiento, del área de juventud, para ocuparse de los niños.

Con el orgullo del trabajo bien hecho, el responsable de cruz Roja lanza un mensaje a las autoridades: lo ocurrido en Tarifa estos días es una señal del potencial que tienen las personas solidarias, coordinadas por las organizaciones no gubernamentales, y de la necesidad de aprovecharlo.

Entre tanto, a los voluntarios les toca aún atender a quienes permanecen en los dos polideportivos de Tarifa con la intención de agilizar al máximo su salida. Equipos de la Policía Nacional se desplazan desde Algeciras para realizar los trámites de filiación y en la comisaría de la ciudad campogibraltareña se emiten órdenes de expulsión, lo que significa dejar en libertad a quienes, en fin, han logrado el sueño de llegar a Occidente.