PAN Y CIRCO

ESTADO DE ÁNIMO

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Las finales no se juegan, se ganan. Con esta actitud ha de marchar el Cádiz a Cartagena. La confianza sin exceso es vital, y los amarillos han de convencerse de que a su nivel pueden ganar el partido más importante hasta el momento de esta temporada.

Futbolísticamente no quedan dudas de que el conjunto amarillo reúne argumentos suficientes para doblegar al cuadro 'Efesé'. Esa es la mejor garantía: simplemente ser mejor. Pero luego intervienen muchos factores que permiten que este deporte sea el más imprevisible de todos, ese juego en el que no siempre gana el mejor, de ahí su atractivo.

El fútbol es un estado de ánimo. Y el gaditano se encuentra en el cénit de su optimismo después de una durísima temporada. Por resultados (13 de 15 puntos), por sensaciones, por nivel de juego; porque la crisis institucional anda en vías de solución; porque la afición ha dado un nuevo paso adelante y respaldará a su equipo llenando ocho autobuses. Pletóricos de moral, sin Aragoneses pero con muchos gaditanos, los amarillos marcharán hoy mismo rumbo a ese puerto donde pueden comenzar a escribir una nueva historia.

Ante esta avalancha de optimismo los cartageneros han tenido que reaccionar, pues ya iban perdiendo fuera del campo. Los actuales gestores han abonado una de las nóminas prometidas, se ha hecho campaña para el partido más importante de la temporada y la hinchada ha aparcado su malestar para jurar fidelidad eterna al albinegro.

La final no sólo se juega en la cancha. Primero se disputa en los distintos frentes que influirán en lo que ocurra después durante 90 minutos. También el Cádiz está ganando esta batalla, con la esperanza de ganar la guerra.