CÁDIZ

Duro varapalo para Navantia

La dirección de la empresa española no presentó una oferta oficial ni en tiempo ni en forma a los armadores que optaban a la explotación de estos buques La compañía pierde el contrato de los gaseros, que vuela a los astilleros de Japón y Corea

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La construcción de cuatro gaseros en los astilleros españoles ha sido un mal sueño, un espejismo que se ha mantenido durante meses y que ha servido para abrigar esperanzas a un sector que lleva reclamando en la Bahía carga de trabajo desde hace dos años. El contrato ha ido finalmente a parar a las plantas de Japón y Corea del Sur, aunque Navantia y el Gobierno español tratan a la desesperada de paralizar esta decisión. Este acuerdo era vital para reflotar a Navantia, que lleva más de cinco años sin firmar un contrato de construcción naval y sobreviviendo a duras penas de la renta que le dejaron los acuerdos con Venezuela, Australia, Acciona y la Armada española, firmados entre 2005 y 2007.

La pérdida del contrato de los gaseros deja ahora a la empresa española en una complicada situación de viabilidad. La noticia de la pérdida del contrato provocó ayer distintas reacciones. La primera fue negar una evidencia, que LA VOZ confirmó a mediodía tras contactar con los armadores adjudicatarios del proyecto. La propia Navantia destacó en un comunicado que seguía «trabajando en ello» y aseguró que «el concurso estaba aún abierto». Pero la realidad era bien distinta. El contrato para la construcción de los gaseros se adjudicó a primeros de noviembre y Navantia ni siquiera presentó a los armadores una oferta oficial ni en tiempo ni en forma.

El origen de este contrato parte de las necesidades de la empresa Gas Natural para explotar una nueva ruta gasista abierta entre Estados Unidos y Japón. La compañía estadounidense Cheniere firmó en noviembre de 2011 con la española Gas Natural su mayor contrato de aprovisionamiento de gas licuado para los próximos 20 años. Este contrato permitirá a la empresa española vender gas en la cuenca del Atlántico y también en la del Pacífico, gracias a esa nueva ruta abierta entre América y Asia. El plan de trabajo de ambas empresas es iniciar en 2016 el transporte y comercialización del gas.

El proceso arranca en abril

La logística de este contrato obligó a la empresa Gas Natural a demandar en abril, al menos cuatro barcos gaseros, y la opción de un quinto. Estos metaneros se encargarán de transportar la energía. Para ello, Gas Natural, que no es fabricante ni propietaria de embarcaciones, trabaja con otra compañía en régimen de renting a la que alquila sus barcos para la prestación de los servicios. Esta empresa, denominada Stream, trabaja con una docena de gaseros y quimiqueros y sacó un concurso internacional el pasado mayo para la construcción de los buques que demandaba Gas Natural. El 15 de junio se cerró el plazo de ofertas de los armadores interesados en el proyecto. A este concurso optaron más de una docena de ellos, pero el pasado septiembre se supo que el armador noruego Knutsen y el español Elcano se habían llevado el gato al agua. Ambos tenían que decidir entonces dónde construir los cuatro gaseros que solicitaba Gas Natural. Esta decisión ya contaba con un trabajo previo. Varios astilleros de todo el mundo ya habían presentado sus ofertas de construcción a todos los armadores que optaban al concurso de Gas Natural. Estos armadores solo tenían que seleccionar el sitio dónde construir los buques, una vez que se supiera cual de ellos era el adjudicatario.

Así, tanto Knutsen como Elcano ya guardaban en sus carteras varias ofertas entre las que no estaba, precisamente, la de Navantia.

Razones técnicas y económicas

Las mejores ofertas económicas y técnicas partían de los astilleros asiáticos. Navantia, según ha podido saber LA VOZ, trató entonces de subirse al carro con una oferta que no daba la talla. Knutsen y Elcano querían seguridad técnica, económica y concreción en los plazos. No hay que olvidar que Gas Natural necesita las primeras unidades de los gaseros para 2016.

Así, las cosas y con las propuestas asiáticas sobre la mesa, Knutsen se decantó a primeros de noviembre por el astillero coreano de Hyundai y Elcano, por la planta japonesa de Imabari. Ambos armadores confirmaron ayer a LA VOZ que el contrato ya está adjudicado y no hay marcha atrás.

Otro de los aspectos que han inclinado la balanza ha sido la tecnología que manejan las plantas asiáticas en la construcción de los gaseros de tercera generación. España ha construido gaseros entre los años 2000 y 2005, pero de primera generación, es decir, con motores de turbina de vapor y con un alto consumo de combustible si se comparan con los de segunda y tercera generación. Sin embargo, España no ha construido ninguno de esta última categoría.

Urgencia en la adjudicación

Navantia, desde luego, tiene capacidad técnica para desarrollar este tipo de buques, pero no había tiempo para ello con este contrato, ya que corre excesiva prisa por los plazos marcados. Los gaseros de tercera generación llevan motores duales (gas y fuel) y son capaces de ahorrar hasta un 35% de combustible en el transporte de la energía. El encargo supone una inversión de 650 millones de euros y establece, al menos, 30 meses de trabajo por cada barco.

Tanto Knutsen como Elcano son clientes de Navantia y ambos encargaron en el 200 a la compañía española gaseros de primera generación. De hecho, en los últimos diez años, Navantia ha construido para la propia Knutsen los siguientes barcos: 'Cádiz Knutsen' (2004) construido en Puerto Real, 'Bilbao Knutsen' (2004) y el 'Sestao Knutsen' (2007), construido en Construcciones Navales del Norte (La Naval de Sestao). En cuanto a los LNG que posee Elcano, 'el Castillo de Villalba' (2003) también fue construido por el astillero de Navantia en Puerto Real. Además también se han construido LNG para otras navieras como el LNG 'Íñigo Tapias' (2003), también realizado por La Naval de Sestao. La propia Stream (Repsol-Gas Natural Fenosa) está actualmente operando, además de con varios de los buques de Knutsen y Elcano ya mencionados, con el 'Madrid Spirit' (2004), construido en Puerto Real, y el 'Catalunya Spirit' (2003), construido en La Naval. Estos siete buques mencionados están dando unos resultados excelentes.

Sin embargo, son buques que a estas alturas se han quedado obsoletos en comparación con la tecnología que han desarrollado en materia de motores los astilleros asiáticos. Navantia, en este sentido, pese a contar con capacidad e infraestructura, se ha quedado en el furgón de cola en el mercado internacional.

El presidente del comité intercentros y, a su vez, presidente del comité de empresa del astillero de La Isla, José Antonio Oliva, llegó a destacar la pasada semana, antes de que saltara la noticia de la pérdida de los gaseros, que el contrato corría prisa no sólo para Gas Natural, que debe empezar la tarea de transporte en dos años, sino también para Navantia, que es el balón de oxígeno que necesitan sus factorías hasta que en 2014 lleguen los esperado contratos de construcción militar, donde la compañía se encuentra muy bien posicionada para la fabricación de dos barcos de aprovisionamiento en combate (BAC), similares al 'Cantabria' de la Armada española, para la Marina australiana.

Por su parte, el máximo responsable de los ingenieros navales españoles, Luis Vilches, insistió en su momento en el potencial técnico español. Destacó que la obtención del encargo «significaría la salida de la crisis para el sector de la construcción naval española».

De momento, no ha podido ser.