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«Todo ha sido como una película de terror»

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En apenas tres minutos la discoteca Kiss se convirtió en un infierno. Michele Pereira, una administrativa de 34 años, sabía que se le agotaba el tiempo para luchar por su vida pero no renunciaba a la idea de abandonar a su amiga Leandra Toniolo, estudiante de radiología. «Yo estaba en el lado opuesto, cerca de la puerta de salida. Y tenía que cruzar toda la pista para encontrarla. Pero con la agitación que había era imposible», se lamenta al recordar que cuando se propagó el incendio la joven estaba en el baño. Presa de la angustia y la desesperación, decidió entonces sumarse a la multitud que se abalanzaba por salir. Se agarraba aún a la esperanza de que un milagro salvara a Leandra. No fue así. Sus familiares la encontraron muerta al día siguiente. «Fue terrible, una película de terror. Cuerpos tendidos en el suelo, gente llorando y tratando de respirar porque el humo era demasiado», recuerda Pereira, que al intentar llegar a la puerta principal se cayó y se cortó la rodilla. Aun así sacó fuerzas y logró ponerse de nuevo en pie entre el bullicio. «Vi a mucha gente que era pisoteada», afirma. Otros, morían asfixiados y presos del pánico.

Los primeros en llegar hasta la salida encontraron totalmente sellado el acceso. «¡Fuego! ¡Fuego!», gritaban mientras golpeaban con insistencia para que les abrieran. «Los guardias de seguridad no se movían y trataban de mantener la puerta cerrada», explica Murilo de Toledo, que presenció cómo al inicio los efectivos no entendían lo que estaba ocurriendo y bloqueaban el paso para evitar que los jóvenes se marchasen sin pagar.