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La Pepi y el doctor Guevara

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Dos personajes tan a medio camino entre la realidad y el mito como La Pepi (creado por la mente siempre bullente del Selu) y el Che (resultado de sumarle al doctor Guevara de la Serna buena parte de la historia de la injusticia y el idealismo del siglo XX) son los que mejor han resumido la esencia del Doce. La primera con su «y vendrán ingleses, y vendrán franceses -vale, cambiemos su procedencia europea por la criolla- good morning, good night, bonsoir, que traducido resulta: como pises (el 'fregao') te doy la 'guatá». Es decir, la ciudad se llena de mandatarios, somos el centro del mundo... pero el repartidor no puede aparcar y la ciudad se colapsa durante una semana. El fin, nos dicen, lo justifica. Siempre que hay visita hay que barrer el polvo y sacar los mejores dulces.

Por su parte, el argentino doctor Guevara, ya en la mitad del siglo pasado, incidió en su «me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más». Desde el 1 de enero, y en eso al Ayuntamiento hay que reconocerle mucho mérito, se, se ha establecido que la única bandera de la Cumbre es la de todos los países iberoamericanos, desde los ricos hasta lo más pobres. Todos aportando sus ideas y teniendo un espacio en la ciudad para sus exposiciones, conferencias, actuaciones... Paradojas de la historia, ni Argentina ni Cuba, las dos patrias del Che, traerán a sus jefes de estado.

Y pese a que en el día a día lo que más nos queda es la clara, la entrañable trasparencia de la que querida presencia de la canciller Angela Merkell, por una semana vamos a sentirnos de nuevo lo que dejamos de ser -pese a lo que los académicos de gruesas gafas e impostadas coderas repiten-, la ciudad más americana de Europa. A fin de cuentas, compartimos un sin fin de cosas con nuestros hermanitos de América, hermanitos americanos. Tenemos una cultura y una riqueza arqueológica que nos sirve para ser primeros en las listas de la Unesco, una manera de afrontar las cosas que alarga la esperanza de vida en cinco años según la OMS, un sentimiento de solidario de grupo envidiable... y clases de inglés tres veces a la semana para emigrar al norte a buscar trabajo.