Privada. Isla noruega de Krotteroy, comprada por unos 60.000 euros. :: AFP
Sociedad

Oferta: paraíso por 23.769 euros

Las islas griegas se han convertido en uno de los terrenos más cotizados del mundo El mercado mundial de las islas ofrece gangas asequibles para casi todos los clientes

MADRID. Actualizado: Guardar
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Un terreno de 3.000 metros cuadrados que cueste algo menos de 25.000 euros puede parecer una verdadera ganga. Pero si además, entre sus 'extras' se especifica que es una pequeña isla en medio de un paradisíaco lago panameño, muchos se plantearían si la vivienda que adquirieron hace unos años, y a la que están sujetos con una asfixiante hipoteca, fue una inversión acertada. Y es que este pequeño oasis es una de las ofertas más asequibles del mercado mundial de islas privadas, un mercado que, sin embargo, puede llegar hasta cifras desorbitantes, como lo que vale una terreno en medio del mar Mediterráneo de 230 hectáreas por unos 180 millones de euros.

Por la ampliación de la diferencia entre los precios mínimos y máximos, el perfil de este tipo de clientes ha variado a lo largo de estos últimos años, alimentado por el crecimiento del poder adquisitivo en épocas de bonanza. «Nuestros usuarios son actores o princesas, pero también gente común y corriente. Recientemente vendimos una isla a un maestro de escuela por 250.000 dólares (algo más de 200.000 euros), una isla en Ontario con una pequeña casa», cuenta Chris Krolow, presidente ejecutivo de una de las mayores agencias del sector, Private Islands Online. El catálogo de esta empresa asciende a 550 terrenos en todo el mundo, aunque, según su criterio, la 'isla de calidad' debe cumplir tres requisitos: un clima cálido, un entorno político estable y la posibilidad de comprar realmente el terreno, y no un simple derecho de utilización. «Las Bahamas, Belice o Panamá son lugares perfectos», apunta Krolow.

Hace unos años, cuando la crisis era una palabra casi desconocida, la moda obligaba a adquirir una isla. «Mucha gente compró frente a las costas de Honduras o Belice, pero olvidó que hay piratas en la zona, una humedad increíble, millones de mosquitos, serpientes y enfermedades como el dengue», contó en 2010 Farhad Vladi, presidente de otra gran agencia del sector, Vladi Private Islands.

Ahora la tendencia ha cambiado, y las islas griegas se han convertido en uno de los terrenos más codiciados del mundo. Según Nicolás Mugni, de la empresa Dominios de Grecia, en este país hay una decena de islas susceptibles de compra, que van desde tres millones de euros «por una isla donde se puede construir, pero situada en un lugar remoto», hasta los 45 millones por un terreno mayor «destinado a un desarrollo turístico».

De hecho, cuando hace dos años se agudizó la crisis en el país heleno, dos diputados alemanes recomendaron la venta de algunos de estas propiedades para hacer frente al endeudamiento del estado, propuesta que sentó muy mal a los griegos. «No creo que sea gracioso y tampoco que fuese una broma. Es absurdo», contestó el entonces ministro de Turismo griego. En 2011, con Grecia en estado crítico, el portavoz de Gobierno, Ilías Mosailos, tuvo que volver a desmentir este hecho, tras hacerse público que un rico empresario turco estaba dispuesto a comprar algunas de estas islas.

El problema de los Estados a la hora de vender bienes de este tipo es que no solo se enfrentan a problemas de tasación, por los que tendrían que tener en cuenta diferentes factores como el patrimonio histórico, la cantidad de suelo rústico y si se puede construir, sino que además las constituciones suelen ser bastante rígidas en este aspecto, y, aunque un Estado pueda vender un terreno, no así la jurisdicción sobre él.

Estos destinos paradisíacos y exclusivos no son desconocidos para las clases más pudientes de España. Tandem Luxury Travel, con sede en Barcelona, lleva 15 años ofertando viajes a remotas islas con complejos hoteleros en los que caben apenas una decena de huéspedes. «Antes, el hecho solo de viajar era un lujo; salir de Europa y América era ir 'en plan explorador'; ahora los destinos exóticos como África y la Costa del Índico son los destinos preferidos», comentan desde la agencia. A pesar de la crisis, el turismo de lujo no se ha visto afectado de una manera cuantitativa, sino más bien en su tipología: «Los que compran estos servicios no han dejado de viajar, aunque sí que eligen destinos más cercanos, por la incertidumbre del momento».