CARTAS DE LOS LECTORES

Juegos de colores

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Cuando uno ya creía haber presenciado algún que otro acontecimiento absurdo, de pronto se da cuenta de que los Juegos Olímpicos de Londres 2012 no tienen rival posible. Ni siquiera Matisse, precursor del fovismo, hubiera dado con la fórmula de combinar semejante legión de coloridos guacamayos desfilando al ritmo que les marcaban atronadores tambores 'calandinos' como si fueran galeotes a punto de embestir nave enemiga. Pueblos que nadie sabía que estaban en el mapa aparecían en un desesperado 'Buscando a Wally'. Los de Bermudas, en bermudas. Los de la República Checa, con botas de agua. Desde 1992, año en que comenzaron a participar profesionales multimillonarios, la única medalla que se pondrán algunos es la de Santa Rita de Casia, patrona de las causas imposibles. Al lema de los Juegos, 'Citius, Altius, Fortius', ahora hay que añadir 'Denarius'. ¿Algo positivo? Pues sí: una significativa participación de mujeres y encima abanderadas -imagino a Pierre Frédy, barón de Coubertin, defensor a ultranza de la no participación femenina, revolverse en su tumba-. Otra cosa positiva es la medalla de oro, la primera entregada, a quienes confeccionaron el traje de Gasol en un tiempo récord difícil de superar, una vez que Nadal, Martínez y Fernández renunciaron a ser portaestandarte. Por lo demás, nada de particular. Mal comienzo para España y al 'tiburón' Phelps se lo comió la 'orca' Lochte (de momento). Yo me inclino por 'La sirenita'.