TRES MIL AÑOS Y UN DÍA DE ZORRILLA A LA MAREA

OTRA SEMANA DE PASIÓN

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En estos días, la pasión de Cádiz fue más allá de los veintidós pasos de la Procesión Magna de la capital, que ayer desafiaron a los elementos de la naturaleza con el patrocinio del Bicentenario de aquella Constitución de 1812 nada laica sino católica hasta la médula. En algunos municipios de la provincia, los desfiles procesionales tuvieron que desafiar a otros imponderables ajenos a la lluvia: en La Línea, por ejemplo, un amago de huelga de la Policía Local que se tradujo en cincuenta y dos bajas por enfermedad de una tacada, dejaron desguarnecidas a las procesiones, hasta el punto de que cada hermandad decidió si salía o no a la calle, aun a riesgo de que no hubiera agentes suficientes para interrumpir el paso de vehículos por la carrera oficial.

La situación económica de dicho consistorio, como también ocurre en el de Barbate, ha llevado a la desesperación a los funcionarios municipales, que acumulan varios meses de salarios impagados. Tanto la actual alcaldesa socialista, Gema Araujo, como su predecesor, el conservador Alejandro Sánchez, abordaron al rey Juan Carlos I durante su visita a la capital gaditana el pasado 19 de marzo, en aras de que la propia Casa Real intervenga en auxilio de una ciudad que se asfixia, sin término municipal y con un patrimonio malbaratado por otro alcalde que ya no lo es, Juan Carlos Juárez, que comenzó sus días linenses en las filas del GIL y que luego emigró al PP.

Al otro lado de la Verja, donde no hay pasos de Semana Santa, al flamante ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, le preocupa la situación de la ciudad vecina. Y no sería de extrañar que una vez resuelvan sus propios problemas económicos y de incipiente paro, tal vez pudiera brindar la cogestión de inversiones foráneas que a menudo recalan por su despacho en busca de terrenos que el Peñón no tiene pero que La Línea podría brindarlos. Ya ocurrió en el pasado, cuando una empresa danesa de fabricación de bolígrafos pretendió hacer lo mismo en la era de Joe Bossano, pero las tensiones políticas entre Gibraltar y España lo impidieron entonces. El año próximo, que se cumplirán tres siglos del Tratado de Utrecht, quizá sea una fecha oportuna para dirimir dichas diferencias al socaire del contencioso hispano-británico sobre soberanía del Peñón. Claro que quizá para paliar los problemas crónicos linenses no haya que aceptar regalos del otro lado de la cancela sino tal vez buscar una alternativa dentro del régimen de Zona Franca del que goza Cádiz y que ahora dirige el algecireño Jorge Ramos.

Sin salir de Andalucía, hay otros lugares distintos al Peñón en donde la Semana Santa adquiere pautas diferentes. Es el caso de Marinaleda que, como clara alternativa a Marina D´Or ciudad de vacaciones, va camino de convertirse en ciudad de revoluciones. Allí, en la patria del controvertido alcalde Juan Manuel Sánchez Gordillo que deshoja en estos días la margarita del pacto andaluz entre IU y PSOE, no salen los santos por las calles, sino que se celebra una Semana de la Paz, con actuaciones musicales de la talla de El Cabrero, Reincidentes, Juan Pinilla o la chirigota gaditana Los Puretas del Caribe, que llenaron de coplas la madrugá del Jueves Santo. No es la primera agrupación que viaja hasta dicha localidad, por donde suelen recalar cada año por estas fechas, los primeros premios del Falla.

En las antípodas del recogimiento religioso, no poca pasión sigue sacudiendo la vida política estatal, donde el actor Willy Toledo sufría una insólita detención a domicilio por mor de una bronca en un bar en la que él no tuvo participación directa a pesar de que se personara en el mismo al calor de un piquete durante las primeras horas de la última huelga general del 29 de marzo. Una imputación similar viene sufriendo desde entonces Sebastián Terrada, concejal de Izquierda Unida, al que el titular de la Hacienda municipal, José Blas Fernández, sigue acusándole de haber participado en un piquete en el que no estuvo. Nadie que conozca a Terrada, cuyo carácter media entre el temple de Mahatma Gandhi y la virulencia de Woody Allen, podría asociarlo a bronca alguna. La Policía Local sí lo hizo, situándole en el Palillero cuando él se encontraba en otro punto de la ciudad. Lo curioso es que el parte terminase, horas después, en manos de un responsable político municipal, saltándose a la torera la Ley de Protección de Datos. Si la mayoría absoluta del Partido Popular va a caracterizarse por vulnerar el Estado de Derecho, no cabe duda que ello supondría una forma original de conmemorar el bicentenario de la democracia española.

También la justicia siguió su curso apasionado en estos días. El empresario ubriqueño José Luis López, más conocido como El Turronero, pasa por horas bajas junto al exalcalde jerezano Pedro Pacheco, por mor de la operación de compraventa de la estación de autobuses de Jerez, que depararon pingües beneficios. Implicado en las operaciones Halcón y Karlos, El Turronero goza de enorme popularidad en su patria chica por sus frecuentes regalos a la población, a cuyos habitantes ayuda desinteresadamente o en cuyas fiestas contrata sin cargo público alguno a atracciones infantiles, circos, agrupaciones carnavalescas o artistas de relumbrón. Poco antes de esta Semana Santa, quizá para ganar el favor del santoral, regaló a la ciudad una talla de La Borriquita, que procesionó inesperadamente este Domingo de Ramos, aunque las precipitaciones obligaron a su pronta recogida. También contrató al cantaor Manuel Orta para que acompañara con su voz al improvisado desfile. Así que no extraña que el vecindario conozca ya a la nueva imagen sin hermandad como La Borriquita Turronera.