Un rebelde libio, ayer, utiliza un catalejo sobre un vehículo armado con una batería antiaérea. :: EFE
MUNDO

Turquía se une al bloqueo naval

La OTAN empieza a patrullar la costa libia para cortar la entrada de armas y mercenarios

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Pese a las críticas lanzadas en los últimos días a la operación en Libia, Turquía anunció ayer que se unirá al bloqueo naval liderado por la OTAN para cortar la entrada de armas y mercenarios. Ankara se convertirá en uno de los principales pilares del dispositivo marítimo al aportar cuatro fragatas, un submarino y un barco auxiliar a una flota que estará constituida por 16 unidades. La Alianza ya patrulla la costa del país norteafricano mientras sus 28 socios siguen negociando la fórmula para que releve a EE UU al mando de la coordinación general de la intervención.

Turquía, el único país musulmán integrado en la OTAN, levantó ampollas desde el inicio de los bombardeos al sacar a relucir el recuerdo de Irak y la verdadera finalidad de la misión. «La Alianza tiene que ir a Libia para subrayar que pertenece a los libios, no para distribuir sus recursos y riquezas», espetó el primer ministro otomano, Recep Tayip Erdogan. Su crítica postura, sin embargo, se matizó ayer después de conversar por teléfono con Barack Obama, con el que coincidió en dotar a la intervención de un «amplio consenso internacional».

Aunque Ankara ha insistido en que no participará como «una fuerza de guerra», la OTAN remarcó que los buques encargados del bloqueo cuentan con autorización para disparar. El principal objetivo del dispositivo, al que España contribuirá con una fragata y un submarino, pasa por cortar el flujo de armas y mercenarios a Libia. Según informes de inteligencia de la Alianza, Muamar Gadafi todavía recibe apoyo exterior por vía marítima. Hasta que lleguen las fuerzas ofrecidas por los distintos países, el organismo militar ha asignado el control de la costa a seis barcos integrados bajo su mando.

Una vez puesto en marcha el bloque naval, la OTAN se ha enfrascado en alcanzar un acuerdo sobre su papel definitivo en la intervención. EE UU, Francia y Gran Bretaña acordaron el martes que sustituya a Washington como mando coordinador de las acciones, pero sin asumir formalmente el liderazgo de las operaciones. Una rebuscada fórmula que persigue contentar especialmente a París, que teme que la implicación clara de la Alianza enfurezca al mundo árabe. Ayer, los embajadores de los 28 socios volvieron a reunirse sin lograr todavía un consenso.

En el plano civil, la idea lanzada por Francia para forjar una «dirección política» de la misión empieza a tomar cuerpo. Reino Unido anunció que los países integrados en la operación se reunirán el martes en Londres. El ministro de Exteriores británico, William Hague, detalló que pretenden contar con una importante representación de países africanos y del mundo árabe.