Editorial

Demanda alemana

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La noticia de que la canciller Merkel aprovechará su reunión del 3 de febrero con Zapatero para ofrecer puestos de trabajo en la industria alemana a jóvenes españoles que puedan asumir tareas cualificadas refleja tanto el crecimiento que experimenta la economía de aquel país como la incapacidad de la española para generar empleos análogos. A las instituciones nacionales corresponde facilitar e incluso promover la movilidad profesional en el seno de la Unión Europea. Se trata de una aspiración legítima de aquellos titulados que no encuentran en España oportunidades especializadas acordes a su capacidad. Y de una aportación que interesa al conjunto de los europeos, puesto que el futuro de su bienestar depende de las economías más pujantes. Pero la oferta de Merkel plantea al Gobierno español, a las demás administraciones y a nuestras empresas el reto crucial de poder retener aquí los conocimientos y el talento que nuestra propia industria necesita para hacerse sitio en el orden internacional. Zapatero debe responder positivamente a la iniciativa del Gobierno germano. Pero al mismo tiempo ha de activar todos sus recursos para lograr que los jóvenes cualificados que pudieran optar por trasladarse a Alemania encuentren en España ofertas de empleo igual de interesantes.