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RELACIONES IMPÚDICAS

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Mal empieza lo que acabó peor. Estos caballeros a los que hay que seguir llamando así, aunque demuestren todo lo contrario, perpetúan sus trifulcas íntimas. El alcalde de Valladolid ha batido su propio record de zafiedad agraviando a Leire Pajín, pero al mismo tiempo ha superado su marca de memez, diciendo que «retira sus palabras». ¿Qué se cree este señor? Las palabras no obedecen las órdenes de retirada. Como en el poema de Lorca, se quedan flotando en el aire «como los corchos en el agua». Si alguien ofende a alguien no es suficiente que después pida perdón, ya que el perdón no tiene siempre la facultad de modificar el pasado y lo reserva para algunas religiones judeocristianas. ¿Cómo un fanático de cualquier partido puede poner como un trapo a alguien del partido rival confundiéndolo con su bandera? Así no tendremos manera de entendernos.

Habrá quien le diga al señor alcalde de la gloriosa ciudad vallisoletana. «Sus disculpas no son aceptadas. Métaselas donde le quepan». La política española no puede convertirse en un torneo de denuestos entre el PSOE y el PP, con una segunda vuelta entre el PP y el PSOE. Puede arrastrarnos a todos a una infinita querella. La tosquedad difícilmente superable del regidor ha encontrado una inmediata respuesta en el previsto suplente. ¿Cómo alguien de tan clara inteligencia como el señor Rubalcaba ha podido caer en una trampa tan burda?: ha dicho que el partido rival emplea expresiones groseras, «casi de barra de cantina». El diccionario define la cantina como puesto público donde se venden bebidas y comestibles.

No se exige unos modales exquisitos, pero tampoco es obligatorio un comportamiento incivil y tosco. ¿Cómo un socialista puede poner como ejemplo a los cantineros y a las cantineras, aunque sean del puerto, a estas gentes humildes? Están perdiendo los nervios unos y otros, después de haber perdido todas las batallas que de verdad nos importan.