PAN Y CIRCO

APRETARSE EL CINTURÓN

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Las vacas flacas han llegado y de qué manera a las inmediaciones de la Plaza de Madrid. Todos sabíamos que otro año en Segunda B sería duro en todos los sentidos, pero quizás no tanto como tiene pinta de que va a serlo. Las limitaciones económicas del club comienzan a afectar considerablemente a todos los ámbitos del mismo, una vez aprobada la inmersión de la entidad en la Ley Concursal, las penurias monetarias acucian cada vez más. Toca apretarse el cinturón en todas las parcelas, el problema será cunado la hebilla no dé para más o no haya más orificios para encajarla.

Ayer, Javier Moyano manifestaba que estando en la división de bronce, el 40% de los ingresos previstos debían pasar por lo recaudado de los abonos y que esa cifra se cumpliría si se alcanzan los 9.000 abonados. Pinta mal la cosa, hay demasiada gente desencantada, desilusionada, defraudada o que se siente engañada y estafada y no quiere volver a tener ese sentimiento. Por ahí parece que los números tampoco van a cuadrar.

En el aspecto deportivo, que es el que más interesa como es lógico a los aficionados, las restricciones también se antojan notables. No es necesario enumerar los futbolistas que se han marchado (y los que quedan) porque la rebaja de sueldo que proponía el Cádiz era demasiada. Otros tantos han declinado firmar aquí porque el tope salarial de los amarillos no se acerca ni de lejos a sus pretensiones. Hace dos años, en la anterior etapa en Segunda B, por lo menos nos quedaba el consuelo de sentirnos el tuerto en el país de los ciegos, pero ahora ni eso, hay que comerse con patatas que equipos como el Ceuta, el Melilla o el propio Murcia estén confeccionando plantillas, a priori, más ilusionantes que la nuestra. Ahora sólo nos queda confiar en el buen hacer de Roberto Suárez, en que sea capaz de hacer encajes de bolillos con menos poderío en la cartera que otros. De momento la realidad es que el Cádiz ha dejado de ser un equipo atractivo para venir y eso es algo que tarda en recuperarse.