ESPAÑA

EL RE-DEBATE DEL 'ESTATUT' AVIVA LAS LLAGAS DEL PSOE

Los arreglos entre Zapatero y Montilla tras la sentencia del Constitucional incomodan a muchos 'barones' socialistas

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Ya estaban las cosas feas para los candidatos del PSOE a las elecciones autonómicas de 2011, pero la crisis política generada a cuenta de la sentencia del 'Estatut' ha venido a aumentar la intranquilidad en buena parte de los dirigentes territoriales, especialmente, entre los que están en el poder.

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, es una buena representación. Ante el Comité Federal del PSOE -que se reunió ayer para dar el pistoletazo de salida al proceso de candidaturas- reclamó a los miembros del PSC que, al igual que los demás, hagan «un esfuerzo» por adaptarse al modelo de convivencia que defiende el partido.

«No estamos aquí para resolver nuestros problemas sino los problemas de la gente», remarcó durane su intervención. «Tenemos que salir de esto como siempre: con aquello que nos une y no con lo que nos separa».

Es poco habitual en los comités de la 'era Zapatero' que se genere la más mínima trifulca. Esta vez no fue una excepción. Nadie elevó el tono. Sin embargo, la jornada estuvo plagada de detalles significativos y el hecho de que el hoy presidente del Congreso, José Bono, hiciera acto de presencia en un cónclave que apenas pisaba en los últimos tiempos es uno de ellos.

El ex presidente castellano-manchego llegó, escuchó la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero y se marchó. Pero antes dejó una buena 'perla'. No ante sus compañeros -renunció a pedir un turno de palabra-, sino ante los medios de comunicación. Rodeado de micrófonos y grabadoras dejó claro que él no pertenece al «grupo de socialistas que quieren imitar a los nacionalistas e incluso superarles». «A los nacionalistas -insistió en clara alusión al presidente de la 'Generalitat', José Montilla- hay que superarles en votos pero no en nacionalismo».

No dijo más. Ni siquiera se entretuvo en oír una sola de las intervenciones que siguieron a la del secretario general. Y otro tanto hizo su sucesor al frente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda; quizá el dirigente territorial con menos pelos en la lengua de la última hornada. Sólo que él no habló, ni dentro ni fuera. Adujo razones familiares y abandonó la sede del PSOE en la calle Ferraz hacia las 11.30 de la mañana, mientras el resto seguía hasta las 15.30 aguantando el tipo.

Quien dijo lo mismo a un lado y otro del muro fue el presidente saliente de Asturias, Vicente Álvarez Areces. En su comité de despedida -hace unos días anunció que no volvería a ser candidato- defendió que los problemas «fundamentales» de España van «en otra dirección» distinta a la sentencia del Estatuto catalán y reclamó que se abra un «proceso de serenidad y reflexión» sobre este tema.

Que Zapatero hable de Cataluña como nación «en términos políticos» para apaciguar a Montilla, o que las direcciones del PSOE y el PSC quieran someter a votación del Congreso una resolución para reconocer la «realidad nacional» de Cataluña, suscita dudas. Pero el jefe del Ejecutivo se justificó. «Siempre hemos sido un partido que escucha las sensibilidades», dijo.

En un intento de tranquilizar a todos, incluido el partido hermano, defendió, por un lado, que la Constitución de 1978 «es un modelo adecuado» que «capacita para un alto autogobierno a la vez que exige -remarcó- la igualdad de todos los españoles y la unidad de acción global de Estado». Pero también prometió «despejar las incógnitas» que existen en la sociedad catalana sobre el futuro desarrollo del 'Estatut'. «Tened el convencimiento de que Cataluña ha desplegado y desplegará su autogobierno», prometío, con respeto, «como no puede ser de otra manera», a lo dicho por el Tribunal Constitucional.

Difícil salida

Montilla, que participaba en un acto de su formación en Lérida, no estaba presente. Pero en su nombre, habló el diputado nacional Daniel Fernández, perteneciente a la dirección parlamentaria del grupo socialista y hombre contemporizador. Fernández advirtió de que la situación que ha generado en Cataluña la sentencia «no tiene fácil salida» y recomendó «tomar nota» de la manifestación celebrada el pasado sábado en Barcelona, equiparable, dijo, a las celebradas contra la guerra de Irak. «Había muchos votantes nuestros, y tuyos, José Luis», añadió.

El aludido admitió su preocupación por el asunto. Sin embargo, haciendo gala de su tradicional optimismo dio por hecho que lo peor ya ha pasado. El presidente cree que sus gestos hacia Cataluñadarán resultado. «Ahora -arguyó- estamos mejor que hace una semana».

No todos lo tienen tan claro. Fuentes de la dirección del grupo parlamentario admiten su temor a que la negociación de las resoluciones del Debate sobre el Estado de la Nación reabra el frente que Zapatero cree suturado. Todas las fuerzas catalanas han presentado un texto distinto sobre el 'Estatut'. «Corremos el riesgo de no ser capaces de refundirlos en uno solo y que ninguno salga adelante; Rajoy, si es que aparece -dicen con ironía- podrá salir a hombros del hemiciclo».