El presidente Obama se muestra esperanzado en los cambios aprobados por el Congreso. :: REUTERS / KEVIN LAMARQUE
Economia

La madre de todas las reformas

Un satisfecho Obama declara que el proyecto de ley recoge el 90% de los cambios de regulación propuestos por su Administración El Congreso de Estados Unidos llega a un acuerdo sobre las nuevas normas del sistema financiero

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Casi dos años después de que los excesos del sistema financiero de Estados Unidos arrastraran al mundo a la peor crisis económica desde la Gran Depresión, un comité conjunto del Senado y la Cámara de Representantes estadounidense dio un paso histórico la madrugara del viernes para transformar de raíz muchos de los fundamentos que rigen la gran banca y las transacciones financieras. El acuerdo alcanzado, que representa un espaldarazo para el presidente Barack Obama en un momento especialmente delicado de su mandato, retoca la mayoría de las teclas defectuosas que, a juicio de los economistas, propiciaron el comportamiento irresponsable tanto de las instituciones que manejan el dinero como de los reguladores encargados de vigilar el cumplimiento de las normas.

Asuntos tan controvertidos como los mercados de derivados, cuyos efectos perniciosos están en la base del colapso de un sinfín de instituciones y ejemplo claro de la falta de transparencia en las operaciones de la banca, se regulan de manera estricta. Asimismo, el Gobierno dispondría de amplios poderes de supervisión impensables hace unos años en la primera economía del planeta. Un capítulo habitualmente poco mimado por Washington como la protección de los consumidores concentra una batería de medidas que ponen coto a una infinidad de prácticas empresariales escasamente vigiladas. También pone límites nunca vistos a la posibilidad de que los bancos hagan apuestas arriesgadas con sus fondos.

Reforma sanitaria

A diferencia de lo que sucedió con la reforma sanitaria, cuya proceso de aprobación resultó interminable por la profunda división entre los legisladores, el grado de sintonía entre la mayoría demócrata y un sector de los republicanos va a permitir una tramitación rápida, opinan los analistas. Cada Cámara del Congreso deberá aprobar el proyecto de ley en los próximos días. Después, posiblemente el 4 de julio, Día de la Independencia, Barack Obama estampará su firma en el ambicioso documento.

Antes de partir hacia Canadá para participar este fin de semana en las cumbres del G-8 y del G-20, Obama dio la bienvenida al acuerdo preliminar con la sensación de que éste recoge el grueso de sus ambiciones. En tono solemne subrayó que sin una norma de este calibre no habrá un sector financiero robusto que facilite el crecimiento económico y una prosperidad duradera. «Todos hemos visto lo que ocurre cuando no hay una supervisión adecuada y poca transparencia en Wall Street. Las reformas que acomete el Congreso harán que Wall Street tenga que responder de sus actos, de modo que podamos impedir otra crisis como la que hemos vivido». El acuerdo, aseguró el mandatario, recoge el 90% de las demandas de su Administración cuando hace un año reclamó al Congreso que acometiera una profunda reforma del sistema.

La nueva legislación requerirá que los bancos considerados «demasiado grandes para caer» tengan un tamaño limitado, así como unos requisitos de capitalización mayores. Por ejemplo, Bank of America, Goldman Sachs y otros gigantes financieros tendrán prohibido realizar operaciones de riesgo por cuenta propia y sólo podrán hacer inversiones mínimas del 3% en fondos de inversión riesgo ('hedge funds') y otros fondos. Además, el Gobierno tendrá más poder para supervisar los préstamos de la Fed al sistema financiero. Además de tener que afrontar mayores exigencias de capital, bancos como Goldman y JPMorgan Chase serán obligados a escindir parte de sus negocios de derivados si quieren acceder a los fondos de emergencia de la Fed. No obstante, podrán mantener sus inversiones en divisas extranjeras y seguros sobre tipos de interés.

Productos financieros como hipotecas y tarjetas de créditos tendrán que cumplir nuevos requisitos impuestos por una agencia protectora de los consumidores. Por su parte, la pequeña banca, muy maltratada por la debacle propiciada por las grandes corporaciones, es la gran ganadora de esta reforma en cuanto ve más protegido su campo de acción sin que la Fed haya modificado de manera sustancial los requisitos regulatorios actuales.

Entre los poderes que gana la Reserva Federal estaría su capacidad para supervisar las entidades que presentan un riesgo para todo el sistema. Un 'consejo de riesgos' de este organismo tendrá autoridad para decidir que un banco grande es peligroso, obligándole así a vender parte de sus activos.