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La ONU castiga la arrogancia de Irán

EE UU consigue que el Consejo de Seguridad apruebe duras sanciones contra Teherán por su desafío nuclear

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Después de seis meses de esfuerzos diplomáticos de la Administración Obama para penalizar al régimen iraní por su polémico programa nuclear y el continuo desafío persa a las advertencias de la comunidad internacional, un dividido Consejo de Seguridad de la ONU decidió ayer castigar a la república islámica con un duro paquete de sanciones comerciales y financieras que buscan forzar a Teherán a que atienda cuanto antes los requerimientos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

De los quince miembros que integran el máximo órgano de Naciones Unidas, sólo Brasil y Turquía -impulsores de un acuerdo tripartito para el enriquecimiento de uranio persa en un porcentaje moderado en otro país- rechazaron la cuarta ronda de sanciones. Líbano optó por abstenerse. Tanto Brasilia como Ankara pelearon hasta el último momento para que se diera más tiempo a la diplomacia después del convenio que alcanzaron el pasado mes de mayo con Irán, por el que Teherán aceptó enviar 1,2 toneladas de su uranio al 3,5% a Ankara a cambio de recibir posteriormente 120 kilos de combustible enriquecido al 20%. «No creemos que estas medidas sean un instrumento efectivo, ya que lo más probable es que causen sufrimiento al pueblo iraní», destacó la embajadora del Ejecutivo que preside Luiz Inácio Lula da Silva ante la ONU, María Luiza Ribeiro Viotti.

La resolución 1929 establece nuevas restricciones a las operaciones de los bancos de la república islámica en el exterior, al tiempo que incrementa el escrutinio de las transacciones de todas las entidades financieras del país. Asimismo, endurece el embargo de armas a Teherán y sanciona a quince empresas controladas por la Guardia Revolucionaria. También refuerza el régimen de inspecciones a buques y aviones iraníes para investigar si transportan mercancías sospechosas.

En total, se congelarán activos en el exterior a unas cuarenta entidades financieras persas. Con todo, las medidas son más débiles de las que Estados Unidos, que favorecía un embargo de combustible nuclear, hubiera querido. Al final Washington se vio obligado a reducir sus expectativas para poder contar con el apoyo de Moscú y Pekín. En particular, el Gobierno chino se ha asegurado de que las restricciones no afectaran a la industria petrolera iraní, de la que la economía del gigante asiático es cliente.

Medidas «exhaustivas»

Para el presidente estadounidense, Barack Obama, que se personó ante los medios informativos minutos después de la reunión del Consejo de Seguridad, las sanciones envían un mensaje «inequívoco» a Irán para que renuncie a sus actividades nucleares. Satisfecho por el respaldo a la resolución punitiva de Rusia y China, el mandatario demócrata destacó el carácter «exhaustivo» de las medidas y apostó por ponerlas en práctica cuanto antes y de «manera escrupulosa». Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca insistió que el nuevo marco sancionador no cierra la puerta a la diplomacia e Irán «todavía puede adoptar un camino mejor y diferente» que le lleve a cumplir sus compromisos como país firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear.

En la misma línea, el enviado chino, Li Baodong, agregó que la decisión de la ONU busca «traer a Irán de vuelta a la mesa de negociaciones». Washington y sus aliados han trabajado bajo la premisa de que consideran que se le han dado sobradas oportunidades al régimen de los ayatolás para disipar las dudas de la comunidad internacional y ven insuficiente el acuerdo alcanzado con Turquía y Brasil. Por su parte, la responsable de política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, espera que el nuevo escenario sirva para hacer reflexionar a Irán y acceda a negociar su programa nuclear. «Las sanciones no son el último paso o la solución final. Son parte de un enfoque de dos vías», indicó la jefa de la diplomacia comunitaria.

La decisión del Consejo de Seguridad se produce pocos días antes de que se cumpla el sábado el primer aniversario de las elecciones presidenciales en las que Mahmud Ahmadineyad renovó su mandato.