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Autogestión con fecha de caducidad

El Barça no funciona solo y acusa la ausencia de Tito Vilanova pese a los intentos de los capitanes de proteger a Jordi Roura

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Víctor Valdés, los cuatro capitanes del Barça, se reunieron ocho horas antes de sucumbir ante el Madrid en la vuelta de la semifinal de la Copa. Aunque el suave entrenamiento matinal se llevó a cabo en el Camp Nou, la cumbre tuvo lugar en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, lejos de ojos curiosos.También asistieron Jordi Roura, el técnico interino, y Leo Messi, la estrella del equipo. La sombra de una autogestión caducada se extiende sobre el Camp Nou tras los últimos resultados y la imagen ofrecida por el equipo. Desde la derrota liguera en Anoeta ante la Real Sociedad (3-2) el Barça se ha ido desestructurando táctica y anímicamente poco a poco hasta enlazar cuatro partidos horrorosos. Dos apuradísimas remontadas ligueras ante Granada (1-2) y Sevilla (2-1) y dos derrotas de trascendencia brutal: 2-0 en Milán, en la ida de unos octavos de la Liga de Campeones que pintan muy mal, y el todavía caliente 1-3 ante el Madrid que aparta al conjunto azulgrana de la final de Copa, el segundo título perdido de la 'era post-Pep Guardiola' tras la Supercopa de España, a manos también del equipo de Jose Mourinho.

En la cita se intentó buscar una unión en un momento más complicado de lo que parecía públicamente. A los pesos pesados del vestuario, los guardianes de una filosofía y de un estilo que estaba funcionando en los últimos años, les sorprendió que Roura fuera de por libre en la víspera centrando la atención en Undiano Mallenco, árbitro de pésimo recuerdo para el Barça por sus últimas actuaciones, pero el enemigo equivocado antes de un encuentro de tanto nivel. Esta generación excepcional de futbolistas nunca había recurrido a una estrategia de presión arbitral más propia de Mourinho, un 'demonio' a quien el técnico azulgrana le puso en bandeja su nuevo papel teatral de 'angelito'.

También sorprendió que Messi, en una entrevista en Barça TV tras la victoria sobre el Sevilla, prácticamente pidiera la presencia de Villa en el equipo inicial para fijar a los centrales, como sucedió ante el equipo de Emery, y evitar que salieran al paso del argentino. En la nube en la que vive desde hace años la entidad barcelonista, sus palabras tampoco crearon demasiada controversia de puertas afuera. Pero en el vestuario saben que el argentino mide mejor sus mensajes de lo que la gente cree.

Charla estéril

La charla, en cualquier caso, no dio ningún resultado.si es que llegaron a algo en común. Los jugadores pisaron el césped absolutamente obsesionados con Undiano, pues en aquella final de Copa de Mestalla en 2011 se lo permitió todo al entonces equipo bélico de Mourinho y recientemente, en Anoeta, expulsó a Piqué por una segunda amarilla que era un chiste al lado de todas aquellas entradas y pisotones. Pero jugar con el árbitro entre ojo y ojo nunca le funcionó al Barça, que necesita vivir del balón y de la presión al rival, no al colegiado. Fue un error gravísimo detrás del que podría estar la dirección deportiva, con Andoni Zubizarreta al frente, pues cuesta creer que Roura, consciente de que su papel es cumplir órdenes, se tome esas libertades.

Y la recomendación táctica de Messi quizás sirva para la vuelta contra el Milan, pero ante el Madrid acabó en la papelera del vestuario. Roura apostó de inicio por una fórmula agotada, Cesc de interior e Iniesta de falso extremo zurdo. El primero ha hecho un esfuerzo por ser más sacrificado tácticamente, pero ya le han explotado las neuronas. Tantos años de figura en el Arsenal, donde era un alma libre, devolvieron al Barça a un jugador con demasiados tics de crack para un equipo sobrado de ellos. El equipo ya no presiona con compenetración entre líneas porque no todos tienen el rigor necesario. E Iniesta, que considera que tiene galones ya para exigir una plaza en la media, se ve fuera del liderazgo arrancando desde la izquierda. Y el de Fuentealbilla tiene su orgullo. Sin '9', con Pedro exprimido en labores defensivas y sin chispa para las ofensivas, Messi no solo cayó en la jaula del Madrid, lo peor es que tampoco pareció tener ganas de salir de ella.

Tratándose de una grave enfermedad como contra la que está luchando Tito Vilanova en Nueva York, evidentemente es un tema delicado, pero la pregunta deportiva debe estar por encima de todo lo demás: ¿Es posible dirigir un equipo que lucha por todos los títulos a través del móvil o por videoconferencia? Horas después del encuentro, tal y como estaba previsto, se desplazaron a Nueva York el presidente del club, Sandro Rosell; el vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu; y el director deportivo, Andoni Zubizarreta. Se reunirán con Tito Vilanova para planificar la próxima temporada, señal de que su recuperación va por buen camino y un aval de confianza hacia su labor. Pero el presente, pese a la ventaja en la Liga, plantea muchas dudas porque la autogestión del vestuario protegiendo a Jordi Roura ha tocado fondo. Por buena que sea una plantilla, por crédito que tenga por su trayectoria, en el día a día y en los grandes partidos hace falta algo más.