El director iraní Abbas Kiarostami. / Valery Hache (Afp)
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Trapero lleva a 'Una cierta mirada' la cinta 'Elefante blanco'

Una mirada del día a día de dos curas obreros en un inmenso poblado chabolista de Buenos Aires

CANNES Actualizado: Guardar
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El argentino Pablo Trapero ('Mundo grúa', 'El bonaerense', 'Carancho') es un habitual de Cannes, donde ha presentado siempre sus películas en las secciones paralelas. Este año no ha sido ninguna excepción, y ha estrenado su nueva película, 'Elefante blanco', estrenada el pasado jueves en Argentina, que a mediados de junio lo hará en España en 'Una cierta mirada', la segunda sección en importancia de Cannes. Se trata de una coproducción hispano argentina protagonizada por Ricardo Darín, el belga Jérémie Rénier y Martina Gusman, esposa y musa del director, en el reparto. Junto a Trapero sólo Rénier se ha desplazado a Cannes. La película sigue el día a día de dos curas obreros en una inmensa barrida marginal de Buenos Aires. El belga es un misionero en el Amazonas que tras una masacre es rescatado por su colega argentino para que le ayude en la labor humanitaria en la bolsa de pobreza bonaerense. Allí estos dos curas obreros estarán mano a mano con una asistente social en la Villa (nombre real de la barriada marginal donde se ha rodado la película). La construcción de un hospital público y el acto político en el que se anunciará, se convierten en el escenario donde se evidencian las diferencias entre lo que necesita la gente, lo que necesitan los políticos, y lo que es conveniente para el proyecto de la iglesia católica en los poblados chabolistas. Ambos sacerdotes tratan de entender cuál es su rol dentro de la Villa y empiezan a reconocer que tienen diferentes maneras de practicar su fe.

"Antes que la religión y la fe, es una película sobre las personas. Me ha importado más las relaciones humanas entre las personas que la relación de éstas con la fe. Por acción u omisión es importante mostrar a gente mucho más comprometida que las instituciones a las que pertenecen", asegura Trapero, que se declara agnóstico, "aunque estudié con los salesianos, y ellos hacían muchas labores humanitarias con los pobres. Haber hecho esta historia es algo que mi terapeuta va a agradecerme". El cineasta asume venir a Cannes, centro del lujo y el derroche, donde se citan las mayores fortunas mundiales, con una película sobre la pobreza. "Es importante mostrar esta realidad, pero sin perder de vista que se trata de una película, una historia de ficción, que hay que vender. Y para su difusión el Festival de Cannes le viene muy bien", afirma.

Lo humano antes que lo religioso

Pablo Trapero reconoce que este es un proyecto muy antiguo, pero al ser una película de producción muy compleja, no la ha podido abordar hasta ahora: "Me interesaba contar la historia de personas que entienden la religión de una manera diferente a la tradicional. Lo humano, antes que lo religioso. En ese sentido son personajes opuestos a los de 'Carancho', ellos vivían de la desgracia ajena, éstos la combaten", ha explicado. El título de 'Efefante blanco' responde al enorme edifico en construcción, futuro hospital, a medio hacer, un proyecto peronista que nunca se concluyó, en centro del gran poblado chabolista, que durante la dictadura se tapió para que desde la autopista no se viese lo que era aquello.

La película, muy dura como todas las de Trapero, desprende verdad por todos los costados. Es una historia que habla de solidaridad, de lucha por las necesidades de los que no tienen nada, del abismo entre religión oficial y el día a día en las chavolas de estos curas obreros, y también de amor, pues la asistente social iniciará una relación clandestina con el recién llegado. A destacar también el excelente trabajo actoral donde actores tan sólidos como Darín, Rénier (habitual intérprete de los hermanos Dardenne) y Gusman, trabajan mano a mano con los propios chavolistas, que se interpretan a su mismos.

Homenaje al teatro y a los actores

La competición ha traído a la Croisette a un mito del cine francés, Alain Resnais, el director de 'Hirosima mom amour', 'El año pasado en Marienbad' o 'Mi tío de América', padre de la 'nouvelle vague', que a sus 90 años y en plena forma, ha realizado un cálido homenaje al teatro, a los actores y a 'Eurídice', función presentada como un juego de espejos con 'Vous navez encore rien vu' (algo así como 'Aun no han visto nada'). Con un amplísimo reparto de actores galos interpretándose a si mismos (Michel Piccoli, Anne Consigny, Pierre Ardati, Sabine Azéma, Lambert Wilson, Anny Duperey, Hippolyte Giradot, Michel Robin o Mathieu Amalric), la trama se inicia cuando un famoso autor dramático que acaba de fallecer, convoca a través de su representante a todos sus amigos que interpretaron su pieza 'Eurídice' (en realidad es la obre de Jean Anouilh). Estos actores tienen como misión ver una grabación de esta obra interpretada por una compañía joven, La Compagnie de la Colombe. La función se interroga sobre si el amor, la vida, la muerte, o el amor después de la muerte siguen teniendo sentido sobre el escenario de un teatro. Serán ellos quiénes deben decidir. Y las sorpresas apenas acaban de comenzar.

'Vous navez encore rien vu' es un filme muy inteligente, por momentos divertidos, y a veces trágicos, que es canto a lo que significa ser actor. Tras 'Las malas hierbas' de 2008, una película simpática pero menor, estrenada hace pocas semanas en los cines españoles, Resnais recobra su pulso mostrándose como un verdadero maestro de la narración cinematográica.

Kiarostami abucheado

La otra película en competición del lunes, 'Like someone in love', que el iraní Abbas Kiarostami ha rodado en Japón, ha constituido una decepción absoluta, con abucheo final incluido, por parte de la prensa especializada. Una joven prostituta conoce a un viejo profesor. Éste le ofrece su casa, aunque no hay ninguna relación entre ellos. El novio de la chica sospecha de la profesión de la chica. Cuando parece que el profesor ha dejado a la chica, un dolor de muelas de ésta les volverá a reunir. Kiarostami vuelve a hacer gala de sus planos largos, interminables y de un ritmo pausado, para contar una anécdota alargada hasta el infinito. Y como el director iraní había hecho en 'Copia certificada', vuelve a mostrar su fascinación por los trayectos en automóvil, en tiempo real, en este caso por las calles de Tokio. A su favor que tanto Rin Takanashi, que interpreta a la chica como Tadashi Okuno, que da vida al viejo profesor, aguantan muy bien esos largos planos. Pero el espectador no tanto.