FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

Los penaltis ajustician a un timorato Madrid

Los de Mou erraron tres de sus lanzamientos en la tanda | Cristiano anotó dos veces pero Robben forzó el desempate

MADRID Actualizado: Guardar
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Mourinho vio de rodillas cómo su Madrid se quedaba por segundo año consecutivo fuera de la ‘Champions’. Neuer había desviado los penaltis de Cristiano y Kaka pero Iker, siempre milagroso, detuvo los lanzamientos de Kroos y Lahm. Seguía la igualdad pero Ramos lanzó a las nubes y Schweinsteiger, inédito durante el partido, ya no perdonó. Al futuro campeón de Liga español no le sonrió esta vez la suerte, pero en el cómputo general del duelo el fue mejor el Bayern y encontró justo premio a su mayor ambición. Por cansancio, miedo, falta de fútbol en la zona de creación o, simplemente, porque el técnico luso es conservador por naturaleza, el Madrid desperdició una ventaja de 2-0 conquistada en apenas un cuarto de hora. Cayó en una lotería, aunque fallar tres lanzamientos de cuatro es un registro paupérrimo, pero jugó sin grandeza durante toda la eliminatoria. Se nos había llenado la boca a todos con la final española, y resulta que la disputarán los bávaros, en su estadio, ante el Chelsea. Cura de humildad enorme antes de la Eurocopa.

Arrancó el duelo a tumba abierta, descosido, desgobernado en el centro del campo y con dos equipos contragolpeadores. Ambos atesoran más calidad en sus delanteros y medios ofensivos que en su zaga. Sobre todo los bávaros, ya que sus dos centrales son muy lentos y los laterales poco contundentes. Mourinho concluyó que para este choque era mejor el desparpajo de Marcelo que la contención de Coentrao. Fue el único cambio con respecto al asalto de ida y el duelo del sábado en el Camp Nou. En los muniqueses, Heynckes apostó por el mismo once, un bloque en el que rechina Schweinsteiger porque viene de una lesión y físicamente está limitado. Se le ve con sobrepeso, llega tarde y resopla después de cada esfuerzo.

El choque se puso enseguida muy de cara para el equipo español, gracias a un penalti, tonto y claro, por mano del austriaco Alaba. El gol hizo mucho daño a los alemanes, más confundidos aún tras el fallo de Robben, casi a puerta vacía, cuando el Bernabéu ya veía el empate. Antes del cuarto de hora, la presión de Khedira le permitió robar un balón de oro. Pase genial de Özil y remate junto al palo del matador portugués, que arrancó al límite del fuera de juego. La eliminatoria ya estaba volteada pero ni mucho menos resuelta porque el control está peleado con los equipos de Mourinho.

Sin toque ni ambición

Le faltaron pausa, toque y personalidad al Madrid para manejar entonces el partido. Cedió el balón, se aculó y permitió crecer al Bayern. Es cierto que los de ‘Mou’ arrasan en los partidos descosidos, pero con 2-0 le convenía un duelo más sujeto. Pero el problema es de centrocampistas, ya que Xabi Alonso se encuentra muy solo a la hora de poder adueñarse del balón y manejar los tiempos. Khedira no construye y Özil se descuelga mucho. Es más un enganche que un medio clásico. De un Di María bajo de forma, por su prolongada lesión muscular, apenas hubo noticias hasta su cambio por Kaká.

Los teutones percutieron por las bandas. Marcelo sufría para frenar a Robben, aunque estaba más atento en defensa que en otros partidos, y Arbeloa vigilaba tan de cerca a Ribery que por momentos parecía un marcaje casi al hombre. Cuando se cargó con una amarilla, la prima de riesgo subía en Chamartín. La eliminatoria se equilibró también de penalti. Es cierto que el pase de Kroos era excelente, pero Pepe midió mal y arrolló a un Mario Gómez que tenía difícil rematar entre el portugués y Ramos. Robben tiró con algo de miedo, Casillas llegó a rozar pero el balón entró tras tocar en el palo.

De forma paulatina, la superioridad alemana aumentó. Más juntos, mejor colocados y más ambiciosos los germanos. Mario Gómez, un peligro constante, tuvo el empate pero se pensó que estaba en fuera de juego y disparó mal. Yen el último instante, Casillas realizó una gran parada para desviar una falta lanzada por Robben que había golpeado en el brazo de Pepe de forma involuntaria. Nadie pidió penalti. Casillas aprendió de los goles de Cazorla y Senna y esta vez no se vio sorprendido por ‘su’ palo.

El Bayern, que ya tuvo el 58% de posesión en el primer acto y disparó más que el Madrid, incrementó su dominio territorial en la reanudación. Se adueñó de la zona de creación y no permitió el intercambio de golpes. Manejó con solvencia la situación, sin asustarse de un Bernabéu que ya tampoco presionaba tanto. Le faltó convicción para irse con descaro a por el empate. El miedo a perder se imponía al deseo de ganar. Más si cabe en el caso de los merengues, ya que si encajaban un gol estaban muertos. No aparecían Özil, ni Benzema. El mejor, Ramos, imperial y perfecto en varios cortes al límite. También Pepe, con el lunar del penalti. Aznar y Florentino conversaban con gestos de preocupación en el palco. Su equipo se defendía a pelotazos. Respiración contenida, sobre todo tras una jugada de Robben que dejó solo a Mario Gómez. Menos mal que se entretuvo.

Se llegó a la prórroga, en ese instante un mal menor para el Madrid, con solo el cambio de Kaká por Di María. El alemán apostó luego por el desequilibrio de Müller en lugar de un Ribery con síntomas de agotamiento. Y para el final de final, llegó la hora de Higuaín y Granero. Cristiano lo intentaba en aventuras personales pero estaba fundido. Los penaltis se hicieron inevitables. Casillas rozó el milagro pero no hubo forma. La tanda arrancó mal, ya que Cristiano erró su decimocuarto penalti, y acabó en el entierro europeo del Madrid.