EL PUERTO

La mezquita, la bodega... y el fantasma

Un centenar de personas por día disfrutan de las visitas guiadas al Castillo de San Marcos

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El fantasma del Castillo de San Marcos respeta a las visitas. Suele aparecerse por la tarde, sobre las cinco. Es un niño pequeño, con el cabello rubio y un atuendo que, los que lo han visto, no son capaces de describir. «Una vez se lo encontró una mujer que estaba haciendo el recorrido. Pero hasta ahora solo lo hemos visto nosotros». También envuelve el eco que resuena en el mihrab musulmán; la estrechez de los pasillos de la fortaleza que impedían el paso a caballo de los enemigos; los grandes pozos que se antojan instrumentos para la tortura y el torreón con campanario que domina el paisaje portuense.

El personal que trabaja en la fortaleza, propiedad de Bodegas Caballero, sabe bien como crear ambiente en las visitas guiadas que, desde hace varios años, organizan para dar a conocer esta joya del siglo XIII que se levantó sobre una mezquita construida en el X. Verónica Galán, del departamento de relaciones públicas, señala que solo el año pasado más de un millar de personas conocieron su interior –en el que se conjugan elementos arquitectónicos cristianos, romanos y del Islam-–y su historia, desde que a Alfonso X El Sabio se le apareciera la Virgen, cuya imagen románica preside la capilla mayor, hasta el descubrimiento del impresionante muro de quibla musulmán a raíz de una reforma que se hizo en 1934 que eliminó el tabique que lo tapaba. Las vidrieras, las columnas romanas y el mobiliario se encuentran en perfecto estado de conservación. «Del mantenimiento se encargan expertos. La familia está muy volcada con las obras de arte porque saben que son la esencia del castillo». Juan Mateos, Jefe de Eventos de Enoturismo, se refiere a los Caballero, que compraron el castillo en 1962.

Desde entonces, además de ser un escaparate de lujo para la firma, la propiedad privada ha garantizado un perfecto estado de conservación para el edificio que, más allá de cumplir años entre algodones, ha abierto sus puertas para las visitas y para la celebración de eventos sociales como el que tendrá lugar el próximo sábado con el concierto de la Big Band.

La vista, el olfato... y el gusto

Pero la estancia en el Castillo de Alfonso X El Sabio no es solo un paseo por la historia. También es una experiencia sensorial para la vista y el olfato pero sobre todo el gusto. El recorrido se completa con una visita la bodega y una cata con los vinos de la firma. Desde la manzanilla ‘Macarena’ y el fino ‘Pavón’ pasando por el amontillado y oloroso de Lustau –en la primera línea de las cartas más prestigiosas–hasta el moscatel de Chipiona y el Pedro Ximénez. «Hay un vino para cada persona, y muchos tienen aún que descubrir cuál es el suyo. Por eso todas las bodegas del Marco de Jerez tenemos que hacer fuerza para que la gente de aquí conozca nuestros vinos».