'caso karlos' - fraude a la seguridad social

Las defensas no cambian de estrategia y piden la nulidad del caso

La imputada ha llegado acompañada de su madre y de su marido, Jesulín de Ubrique, al que no se esperaba. Muchos curiosos se agolpan en las puertas y contestan las preguntas de los programas de corazón

Cádiz Actualizado: Guardar
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Puntualidad británica, de la que no es habitual ni en los juzgados gaditanos. Pero esta vez sí, la ocasión obligaba. Con media hora de adelanto sobre la hora prevista de inicio de la vista oral, los principales acusados en el juicio por la 'Operación Karlos' han hecho su aparición en el edificio de la Audiencia Provincial de Cádiz. Un gentío, que fue ganando en número con el paso de las horas, recibió a María José Campanario entre gritos y abucheos. La mujer de Jesulín de Ubrique llegó a la Audiencia, acompañada por su madre, Remedios Torres, también imputada, y por su marido.

A las cuatro de la tarde, el presidente de la Sección Cuarta, Manuel Grosso, ha abierto la vista oral preguntando a las partes si querían plantear alguna cuestión previa. Y como era de esperar, algunos de los abogados han pedido tomar la palabra. El primero en hacerlo y que en estos momentos sigue interviniendo es el letrado del inspector médico acusado, Francisco Casto Pérez Lara.

El abogado Felipe Meléndez está esgrimiendo la misma estrategia que las defensas han desarrollado desde el inicio del procedimiento. Las pruebas incriminatorias de peso las sacaron los agentes mediante las intervenciones telefónicas. Los letrados defienden que esas escuchas no se ajustan a Derecho. Si el tribunal decide aceptar esas peticiones y anular esas pruebas, el caso se quedaría desnudo de material probatorio y se vería abocado a la absolución. No sería la primera vez que adopta una decisión similar. Hay que recordar que la Audiencia ya anuló un conjunto de conversaciones durante la instrucción por haberse obtenido de forma anticonstitucional.

El calendario de sesiones ha programado para esta semana el debate sobre esas cuestiones previas. Los acusados, si el tribunal da por válidas las intervenciones, no declararán hasta mediados de mayo.

Llegada, gritos y prensa rosa

Entre un gran revuelo y pasadas las tres y media de la tarde llegaba a la Audiencia Provincial de Cádiz María José Campanario. La imputada lo hacía acompañada de su madre y de su marido, Jesulín de Ubrique, al que no se esperaba. El torero ha querido así respaldar en estos momentos a su mujer. A su entrada se han escuchado gritos de algunos curiosos que, desde el mediodía, llenan la entrada de la Audiencia. Campanario ha llegado en coche para intentar evitar así a la prensa. De forma más discreta han llegado el resto de imputados como El Turronero. No así el principal acusado, Carlos Carretero, quien ha recibido la pitada más sonada y gritos de "ladrón" y "chorizo".

Las previsiones no han fallado y la expectación que se preveía de cara al juicio por la 'Operación Karlos' no ha sido ni mucho menos exagerada. A falta de tres horas para que el tribunal de la Sección Cuarta abra la vista oral en la Audiencia Provincial de Cádiz ya se instalaron los primeros curiosos en los aledaños del edificio judicial para reservarse un buen sitio desde donde presenciar la llegada de las caras más conocidas de esta causa judicial: María José Campanario, su madre Remedios Torres o el ex jefe de Policía, Carlos Carretero.

A este ambiente tan mediático han ayudado las decenas de periodistas que están acreditados para seguir el juicio. Algunas caras conocidas de la prensa del corazón están acaparando la atención de algunos ciudadanos que han decidido pasar el mediodía en la puerta de la Audiencia como a partir del próximo domingo harán los fieles en las salidas y entradas de sus cofradías.

No solo curiosos, también se han acercado vecinos que buscan un altavoz para sus reivindicaciones. Es el caso de la familia de Juan Holgado, que ha aprovechado los micrófonos de algunas cadenas para protestar por el gran interés que ha suscitado este caso; mientras que aún no se ha resuelto el crimen que acabó con la vida de un joven jerezano hace más de diez años. Eso sí, entre demanda y demanda, también hay tiempo para dar su particular visión del caso Karlos y tachar a Campanario «de mujer despechada»

Hasta 90 medios acreditados

El dispositivo para albergar temporalmente a unos 90 medios acreditados ha trastocado por unos días la rutina en la Audiencia Provincial, dado el continuo trasiego de personas por los pasillos y la cada vez mayor presencia policial. El presidente de la Sección Cuarta, Manuel Grosso, acaba de visitar la sala que se ha acondicionado para que los periodistas sigan las sesiones. Estas serán retransmitidas por circuito cerrado y proyectadas en una televisión de grandes dimensiones que se ha instalado en la estancia que hará de sala de prensa. Aquellos periodistas que lo hayan solicitado podrán asistir al juicio en la misma sala donde se desarrollará la vista oral.

Arranca esta tarde el juicio de los récords: el que más acusados ha sentado en el banquillo (25 personas), el más largo (18 días) y el que más periodistas ha atraído (casi 90, de 34 medios y programas diferentes) de cuantos se recuerdan en la Audiencia Provincial de Cádiz.

Comienza, en definitiva, el juicio del 'caso Karlos', sin duda el más esperado de los últimos años y el más mediático, no tanto por las cifras anteriores, sino por figurar entre los procesados María José Campanario, esposa del torero Jesulín de Ubrique, a la que se le acusa de conseguir de manera fraudulenta una pensión de invalidez para su madre, a través de la trama que supuestamente montaron el inspector médico de la Unidad Médica de Valoración de Incapacidades (dependiente de la Junta), Francisco Casto Pérez, y el exjefe de la Policía Local de Ubrique, Carlos Carretero. Ambos son en último caso, a pesar del tirón mediático de Campanario, las cabezas más visibles de esta operación -a Carretero, de hecho, le debe su nombre- y por tanto, se pide para ello la mayor pena de cárcel: diez años a cada uno, por delitos de falsedad documental y estafa. Para la esposa del torero y su madre, en cambio, el fiscal pide cuatro años y medio. La Junta y la Tesorería de la Seguridad Social, por su parte, como acusaciones particulares incrementan para Carretero y Casto la solicitud de pena a 14 años. Sin embargo, en el caso de Carretero, la pena que exige el fiscal podría reducirse drásticamente si, como se espera, llega a un acuerdo de conformidad, reconoce los hechos y devuelve el dinero supuestamente estafado. Además de Carretero, otros 14 acusados han manifestado al fiscal -Juan Bosco- su interés de llegar a este tipo de pacto, entre los que no se encuentran ni Francisco Casto, ni Campanario, que defenderán su inocencia y pedirán su absolución.

Con todo, la lista de acusados 'conformes' puede variar, pues los acuerdos no se confirmarán hasta que no se acabe el juicio y todos hayan cumplido con su parte del 'trato': por un lado, devolver el dinero, y por otro, explicar en el juicio los entresijos de la trama. Es más, algunos de los interesados en conformarse tienen previsto incluso impugnar algunas de las pruebas fundamentales contra ellos, como los pinchazos telefónicos, para tratar así de que el tribunal suspenda el juicio.

Esta fase de 'cuestiones previas' ocupará -según el guión previsto- las sesiones señaladas para esta semana, con lo cual (si los jueces deciden continuar con la vista) las esperadas declaraciones no tendrían lugar hasta el próximo 11 de mayo.

Aunque hoy no tengan turno de palabra, los 25 acusados tendrán que entrar en la Audiencia y sentarse en el banquillo: dos de las imágenes más esperadas por la avalancha de medios acreditados al juicio, para los que ha sido necesario acondicionar una habitación especial, contigua a la sala de vista, a la que se retransmite por circuito cerrado las imágenes del juicio.

Este sistema ya se utilizó en otros casos como la 'operación Malaya' o el más reciente por la muerte de la pequeña Mariluz Cortés, y ha evitado que el acto de juicio tuviera que trasladarse fuera de la Audiencia Provincial, como se llegó a barajar.

El número de acusados y la expectación en torno a ellos apabullan, aunque contrasten con el volumen de la estafa cometida, que apenas deja cifras récord: el pufo se estima en unos 220.000 euros. El espectáculo, sobre todo, está servido.