muy práctico

La etiqueta, por partes

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Denominación del producto: indica qué es lo que hay dentro del paquete (en este caso, leche).

Denominación de venta: es el nombre previsto para este producto según las disposiciones legislativas (por ejemplo «leche condensada»). Esta deberá indicar el estado físico y el procedimiento de tratamiento del producto si su omisión puede llevar a equívoco (ahumado, en polvo, congelado, concentrado, etcétera).

Peso neto y peso escurrido: el neto es el peso total del producto (en este caso, 1 litro de leche) mientras que el escurrido se pone en caso de que un alimento vaya envasado con un líquido de gobierno o cobertura, como sería por ejemplo el caso de unas aceitunas, para saber lo que de verdad pagamos por las aceitunas, no por su ‘agua’.

Fecha de consumo: indica hasta cuándo se puede tomar ese alimento de modo que mantenga todas sus propiedades y la calidad adecuada para su consumo. Si la duración es inferior a 3 meses (un yogur, por ejemplo) vendrá la fecha de caducidad exacta, o sea el día y el mes; si oscila entre los 3 y los 18 meses (algunas salsas en bote), deberá poner solo el mes y el año, y si supera los 18 meses (bote de fabada, una conserva) solo el año que indica el consumo preferente.

Lote del producto: es el modo usado para identificar rápidamente un producto por si se viera involucrado en un problema de salud pública. De este modo, se conoce todo su historial y por qué manos ha pasado para detectar dónde ha podido originarse el problema y frenarlo, identificar otros posibles lotes perjudicados, retirarlo de la venta y avisar a los consumidores que lo tengan para que no lo consuman. El conocimiento de la trazabilidad de los productos alimenticios se hizo obligatorio a partir del Reglamento 178/2002 publicado en la Unión Europea como consecuencia de la crisis de las ‘vacas locas’.

Lista de ingredientes: debe llevar todos los ingredientes del producto con la cantidad y ordenadas de forma decreciente conforme al peso, incluidos los aditivos. Si el producto señala alguna característica especial (como ‘light’) deberá mostrar la cantidad de los ingredientes en cantidades por cada 100 gramos, además de señalar qué porcentaje de la cantidad diaria recomendada (CDR) o cantidad diaria orientativa (CDO) se cubre con esos 100 gramos.

Teléfono de atención al consumidor: es una cortesía de la marca para que si se tiene algún problema con el producto se pueda llamar en busca de una solución. Funcionan 24 horas todos los días.

Condiciones especiales de conservación: nos dicen cómo debe ser tratado el alimento para mantenerlo en buen estado (en el congelador, en un lugar fresco y seco…) y se señalan solo cuando sean relevantes para proteger el buen estado del producto.

La empresa: en todo alimento deberá indicarse el nombre, la razón social o la denominación del fabricante, del envasador o del vendedor.

Lugar de origen o procedencia: de dónde viene el producto (país de origen, región, provincia, etcétera), solo en el caso de que su omisión pudiera inducir a error al consumidor sobre el origen real.

Modo de empleo: solo cuando es necesario se debe explicar cómo debe ser usado el producto para su correcta utilización.