El convento de clausura de la localidad es uno de los puntos de venta más visitado. :: ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

Los peregrinos del buen paladar

Productos como los alfajores, amarguillos y las tortas pardas son los protagonistas de esta particular cesta de la compra Los gaditanos acuden a Medina cada año para comprar dulces navideños

MEDINA. Actualizado: Guardar
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La localidad de Medina Sidonia recibe cada año, por estas fechas, un peregrinaje de gaditanos y andaluces que, atraídos por el olor de la miel y las almendras, llegan para llevarse a sus casas los manjares navideños más exquisitos. El punto de partida de esta viaje culinario lo marca el puente de La Inmaculada que sirve de excusa perfecta para que muchos ciudadanos sigan sus tradiciones familiares y visiten la comarca jandeña.

La imagen del turista cargado de bolsas y pasando de una pastelería a otra es algo habitual en una localidad que, además, se encuentra inmersa en la celebración de sus Jornadas de Puertas Abiertas. En dichas bolsas van desde las exquisiteces como las tortas pardas, los amarguillos o el pan de Cádiz, hasta el auténtico rey: el alfajor.

Las tres empresas productoras de este manjar jandeño mantienen su actividad durante todo el año aunque es en Navidad cuando intensifican sus ventas. No obstante, cuentan con una amplia gama de productos que tratan de reducir la estacionalidad que aportan los que se consideran más navideños. En total se elaboran unos 220.000 kilogramos de dulces al año, de los que 50.000 son alfajores. Esto supone que en temporada alta, entre octubre y diciembre, se producen unos 110 empleos aunque una treintena de ellos se mantienen a lo largo de todo el año.

Tradición familiar

Entre los gaditanos, la costumbre de visitar Medina para comprar los dulces típicos es algo cada vez más extendido, sobre todo en las poblaciones de la Bahía e incluso la comarca de Jerez. José Cerpa es un joven de San Fernando que mantiene la tradición familiar, «vengo por aquí, junto a mi novia, para llevarnos productos para toda la familia», cuenta.

No obstante, esta costumbre no es exclusiva de gaditanos y en otras provincias como Sevilla o Málaga, entre otras, también hay muchos amantes de los dulces que se venden en el municipio. María Reyes Gamir viene cada año junto con su marido para comprar amarguillos, yemas y mantecados «siempre durante el puente de La Inmaculada», asegura. Para ella supone una excusa perfecta para pasar el día en la provincia, además asegura que también envía productos a su otra tierra, California, por lo que hace que los dulces asidonenses crucen el charco.

La estrella de los dulces asidonenses, sin lugar a dudas, es el alfajor. Se trata de un dulce de origen árabe, de la zona de Marruecos, que se instaló en la provincia y que, curiosamente, desapareció de su cultura. Su origen se relaciona con los trabajos en el campo, por lo que se tomaban al estilo de barrita energética para recibir un aporte importante de vitaminas y energía.

En Medina elabora desde hace más de 500 años y se presenta en formato individual, son habituales los de 500 gramos aunque existe la posibilidad de hacerlos del tamaño que quiera el consumidor. Es un dulce elaborado mediante un proceso de producción que respeta técnicas tradicionales y está compuesto por miel pura de abeja, almendras, avellanas, pan rallado y especias, como cilantro, clavo, matalauva, ajonjolí y canela. Posee un color tostado al corte, con un aroma ligeramente especiado y un sabor que recuerda a frutos secos y miel. Además, es el primer dulce de Andalucía que tiene Indicación Geográfica Protegida (IGP), otorgada hace cinco años, por lo que se controla minuciosamente su calidad.