Los cazadores de la provincia aspiran a conseguir uno de los 3.000 puestos de caza mayor que se ponen a la venta y cuya comercialización generan unos 2,8 millones de euros de ingresos. :: LA VOZ
Ciudadanos

La caza mayor genera un volumen de negocio de 3,8 millones de euros al año

El precio de los puestos donde se dispara apenas han bajado pese a la caída en las ventas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La actividad cinegética además de ser una afición que levanta cierta polémica entre los que la practican y sus detractores, supone una actividad económica que en el conjunto del Estado español mueve algo más de 300 millones de euros, según maneja la Real Federación Española de Caza. En la provincia la cifra que esta actividad genera llega a los 3,8 millones de euros en cuanto a caza mayor y un volumen superior en la menor, aunque ésta resulta más complicado de cuantificar ya que apenas existe un control de la actividad, de quienes la desarrollan y de cuánto invierten en ella.

A la hora de analizar las distintas vertientes de la caza, además de atender a las reglas y limitaciones que imponen las administraciones, es importante conocer qué papel tienen las asociaciones dedicadas a la conservación y mantenimiento de los valores cinegéticos y medioambientales. Ejemplos de estos colectivos son Aproca (Asociación de Productores de Caza) o Agasa (Asociación para la Guardería, Asistencia y Seguridad Agraria de Andalucía). Ellos son los que además ponen cifras a la caza, aunque con «con la debida precaución y en términos generales», destaca Fernando García, gerente de Aproca-Cádiz.

Los animales de caza mayor se abaten, fundamentalmente, en monterías o ganchos, cuyo número puede rondar los 125 eventos anuales en la provincia. Cada cita suele contar con una media de 25 puestos. Así, a lo largo de cada temporada se ponen a la venta algo mas de 3.000 puestos, cuyo precio puede variar desde los 500 hasta incluso los 5.000 euros. Esto genera un volumen de ingresos de 2,8 millones de euros al año.

En la campaña actual no se está produciendo una bajada importante en sus precios -sólo se han reducido en un 10%-, pese a la caída en torno al 30 o 40% de las ventas de puestos. Para que sus negocios no se resienten algunos gestores están optando por completar sus ingresos cinegéticos con la venta de recechos (piezas para su caza a pie en cotos o terrenos), siendo un valor razonable el que oscila entre los 1.000 y los 2.000 euros por trofeo.

Gastos

Otro de los conceptos derivados de esta actividad que genera beneficios son los movimientos comerciales a través de la venta de la carne. El precio no ha variado con respecto al año pasado, si bien, a principio de temporada - a mediados de septiembre- es más alto y baja paulatinamente a medida que aumenta la oferta. La novedad este año es el escalado de precios según el número de piezas cazadas en la montería o el gancho. Como los gastos de transporte son los mismos, el precio es mayor para un mayor número de canales, animales sin cabeza, vísceras y patas. En concreto varia entre 1,10 y 1,50 euros el kilogramo, que suponen unos ingresos de 400.000 euros para los cazadores.

Los encargadas de sacar a los animales de sus escondrijos y dirigirlos a las líneas de escopetas son las rehalas, formadas por 21 perros cada una, todos con sus correspondientes licencias, seguros y chips sanitarios. Se suelen emplear siete u ocho en cada evento y tienen un coste medio de 250 euros. Esta actividad genera unos 250.000 euros al año. Además, también hay que tener en cuenta el personal que se necesita para desarrollar una jornada de caza entre las que se encuentran los batidores, que mueven las piezas y acompañan a las rehalas; los postores, encargados de asignar en el campo cada sitio a cada cazador; y los secretarios, que acompañan a los cazadores para indicar las piezas y recuperar las que caen heridas. Todos estos elementos suponen un coste de 150.000 euros para los cazadores.

Las jornadas cinegéticas también generan otros gastos para los cazadores como los desayunos y las comidas. Este es el concepto que más está notando la crisis, aunque se estima que se siguen produciendo unos gastos de 125.000 euros. Además, la actividad cinegética mueve a su alrededor una serie de factores indirectos que no se contabilizan por su dificultad, pero que habría que tener en cuenta, como los gastos en alojamientos, desplazamientos, material cinegético, balas, rifles, complementos, etc...

Si el capítulo de caza mayor es de difícil cuantificación, la actividad menor es prácticamente imposible, motivada por su escaso o nulo control. A fin de intentar establecer al menos un esbozo del mismo, se puede centrar el análisis en las tres especies más emblemáticas: perdiz roja, conejo y zorzal.

Perdices por ojeo

La caza de la perdiz a través del ojeo, consistente en abatir las perdices hacia la línea de escopetas, generaría en la provincia un total de 70.000 presas por este método. Los ojeos se suelen vender «a pájaro muerto», apunta Fernando García, que además de gerente de Aproca-Cádiz es aficionado a los temas cinegéticos. Esto supone que el cazador pague por el número de perdices que se abate, un precio que ronda los 40 euros, por lo que sólo esta actividad dejaría unos beneficios de 2,8 millones de euros.

En cuanto a los conejos, se suelen vender «para escopeta» o, lo que cada vez tiene mas arraigo, para su captura en vivo y suelta en otras zonas, bien para su repoblación o como sustento para el desarrollo de otras especies como los linces. Para cazar, el conejo tiene un precio entre 8 y 10 euros por cabeza, mientras que vivo se mueve entre los 12 y los 15 euros. El valor de la carne de un conejo puede estar en los tres euros la pieza.

Por último, los zorzales se suelen vender por puestos, dependiendo éstos de la cantidad de posibles presas que haya en la zona. Siendo una especie migratoria, varía cada año y depende mucho de las condiciones climatológicas, pero un puesto para toda la temporada le cuesta al aficionado entre los 500 y los 1.000 euros.