La droga fue hallada oculta burdamente en la vivienda. / LA VOZ
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Una madre asume el alijo de 1.900 kilos de hachís para exculpar a sus hijos

Un policía nacional, vecino de la familia, está acusado de ser el que les avisó de la presencia de la Guardia Civil

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Según la Botánica, el pelícano es uno de los pocos animales que llegan a causarse una herida en su propio cuerpo para alimentar a sus crías y salvarles la vida. De manera parecida, una mujer intentaba ayer salvar a sus vástagos, al autoinculparse de la comisión de un alijo de 1.800 kilos de hachís que la Guardia Civil encontró en su casa de El Marquesado, hace dos años.

«Yo soy la única culpable; yo era la encargada de guardar la droga y mis hijos no tienen nada que ver con ella», declaraba ayer ante los magistrados Manuela G. M, la matriarca de este clan de Chiclana, que está acusado casi al completo de un delito contra la salud pública. El juicio comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz, aunque continuará hoy y el viernes.

En el banquillo se sentaba ayer la madre, tres de sus hijos -David, Rafael y Eduardo G. G.-, el hermano de la mujer -José G. M.-, un yerno -Álvaro C. A.- y un vecino de la familia -Francisco G. G.-, que además es miembro de la Policía Nacional. Se les acusa a todos de haber participado en un alijo de 1.900 kilos de hachís, que la Guardia Civil detectó en la playa de la Torre del Puerco en febrero de 2008 y días después fueron hallados en el chalé de la matriarca, en el Marquesado de la localidad chiclanera. El fiscal pide diversas penas para cada uno de ellos, que van de los 3 años y tres meses para el policía hasta los seis años y nueve meses, para los dos hermanos mayores -Eduardo y Rafael-, considerados los cabecillas de la trama. Para Eduardo, además, se piden dos años más de cárcel por haber comprado dos coches robados.

Según el escrito de acusación, Eduardo y Rafael contactaron con los narcos marroquíes. Por su parte, David (el benjamín de la familia) y Álvaro trasladaron los fardos hasta la vivienda desde la playa. Mientras que el tío -el único que está en prisión- vigilaba la casa, para avisar de la llegada de la Guardia Civil. Uno por uno, los miembros del clan se declararon inocentes ante las preguntas del fiscal. Aunque los hermanos mayores se acogieron a su derecho a no testificar.

3.000 euros para cocaína

La madre, por su parte, alegó que el hachís había sido llevado hasta su domicilio por «tres moros» y un tal Jaime -que no están acusados- y que ella «sólo lo guardaba» a cambio de 3.000 euros que necesitaba «para el consumo de cocaína». En la casa también se encontraron varias joyas y una balanza (escondida en el váter), pero la madre aportó igualmente una excusa para ellas: «Las tenía de recuerdo de mi difunto marido, que vendía oro». ¿Y las cámaras de vigilancia de la casa? «Ya estaban cuando la alquilamos», se justificó.