El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián. / Archivo
entrevista en exclusiva

Sebastián: «España recuperará un millón de empleos»

El Gobierno quiere cambiar el motor económico con 20.000 millones

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es uno de los principales asesores del presidente del Gobierno y peso pesado de su gabinete. Por eso, Miguel Sebastián también es más que el titular del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Así, su anuncio de que el Ejecutivo prepara 20.000 millones de euros en créditos para financiar el cambio de modelo de crecimiento a través de la futura Ley de Economía Sostenible no resulta baladí.

Llevamos semanas hablando de subidas de impuestos. ¿Tiene ya claro el Gobierno qué va a hacer?

–El presidente ya ha dicho que se tocarán pocos tributos y, además, será con carácter transitorio. No olvidemos que este Gobierno ha sido el que más ha bajado los impuestos en toda la democracia, midiendo la presión fiscal como un ingreso en comparación con el Producto Interior Bruto (PIB). Disminuimos el impuesto de sociedades y también el de la renta, y eliminamos el de patrimonio. Esto demuestra que sigue siendo válida la máxima de que bajar impuestos es de izquierdas.

Pero parece que van a eliminar la deducción de los 400 euros y eso sería elevar el IRPF.

–Cuando se aprobó esa medida nadie la percibió como una reducción de impuestos; se vió más como un cheque para gastar porque el efecto en nomina fue relativo. Ahora bien, es evidente que aquello supuso una ayuda a las familias en medio de una inflación muy alta y un tipo hipotecario también elevado. Por eso, si ahora se elimina, interpretar eso como una subida impositiva me parecería exagerado.

Pero la gente lo va a hacer.

–Será injusto. Además, siempre se dijo que esa medida sería transitoria. Los tipos del IRPF no van a moverse y, de hacerlo, ya más adelante, sería a la baja. Eso está escrito en nuestro programa electoral de 2004, que entiendo aún está plenamente vigente.

¿Y el IVA?

–Tiene sus pros y sus contras. Subirlo ahora no creo que tuviera un efecto negativo sobre los precios, si bien habría que estudiar bien cómo repercutiría en el consumo.

Resulta llamativo que se vayan a subir los impuestos que generan menos ingresos anuales, como el que grava las rentas de capital.

–Al final, lo más importante va a ser la recuperación económica en sí, porque el impacto recaudatorio que tendrá la subida fiscal será pequeño. Lo que queremos es mandar a la Comisión Europea y a los mercados una señal de que vamos a controlar el déficit público.

¿Y eso será suficiente para atajar un déficit que no para de crecer?

–Obviamente no, pero para eso vamos a ajustar mucho el gasto público. Eso se notará ya en los Presupuestos de 2010, que serán bastante austeros con una reducción del 4,5% en el crédito final respecto al de 2009. Es cierto que nuestro déficit es muy importante, pero no hay que olvidar la situación económica. Yo siempre decía a mis alumnos que en un incendio el bombero nunca mira el contador de agua.

Las economías avanzadas ya empiezan a recuperarse, pero la española será la última.

–Es cierto que eso lo han dicho algunos organismos como la OCDE, pero son previsiones. Nuestras tasas de decrecimiento han sido inferiores a las una potencia como Alemania, y eso tampoco hay que olvidarlo. Creo que al final todos los países, sobre todo los europeos, vamos a ir de la mano en la recuperación, porque esta es una crisis internacional.

¿Se puede afirmar realmente que ya hemos tocado fondo?

–Sí. Casi todos los datos nos ponen el punto más profundo de esta crisis entre marzo y abril de este año, lo cual no significa que vayamos a registrar ya tasas positivas. De hecho, no habrá crecimiento como tal hasta 2010, seguramente en el segundo semestre. Pero lo importante para salir de la crisis es que se arregle antes el problema financiero, y que se haga a nivel mundial.

Hace un año dijo que había que aprovechar las oportunidades que ofrecía la crisis. ¿Lo hemos hecho?

–Por lo menos hemos aprovechado para poner al día algunos sectores como, por ejemplo, el plan de renovación de infraestructuras turísticas o las ayudas a la modernización de la industria automovilística. Pero todavía nos queda mucho por hacer, sobre todo en materia de educación y formación.

Sin embargo, seguimos sin recambio a nuestro motor económico tradicional.

–Yo creo que sí hay nuevos motores. Uno de ellos sería la nueva orientación de la construcción, encaminada al ahorro energético y la rehabilitación de edificios. Nuestras ciudades están llenas de edificios muy antiguos que hay que remodelar porque la gente va a seguir viviendo en ellos. También está el tema de las energías renovables, donde somos un país lider, igual que en el sector aeronáutico y en la aplicación de las nuevas tecnologías a la educación o la sanidad. El problema es de orden financiero, porque es difícil encontrar financiación para nuevos proyectos.

Desatascar legislaciones

¿Cómo ayudará la futura Ley de Economía Sostenible a ese cambio de motor?

–Ayudará a desatascar legislaciones y a la financiación de ideas. Por eso se creará, ya desde 2010, un fondo de créditos, no de subvenciones, dotado con 20.000 millones de euros para poner en marcha esos nuevos proyectos, y donde se pretende que al menos la mitad de ese dinero provenga del sector privado. Pero lo que el Gobierno no puede hacer es dirigir la economía y esta nueva ley no va a ser una vuelta atrás en este sentido, sino una ruptura de barreras y una invitación firme al tejido productivo para que apueste por el cambio de modelo y, además, lo haga primando el ahorro energético. De hecho, a pesar de la crisis nuestra industria ha demostrado ser bastante competitiva y no será necesaria una reconversión. Lo que queremos es que haya más industria, con más valor añadido y que sea más internacional. Esa es la clave, porque seguimos teniendo muy pocas empresas exportadoras.

¿Teme que una mayoría parlamentaria débil complique estas y otras leyes económicas?

–Es cierto que en el Parlamento no hay ninguna mayoría clara, pero eso enriquece la democracia. El Gobierno debe saber cómo jugar con las minorías, por incómodo que pueda resultar a veces.

El paro crece y se teme ya que el millón de empleos destruidos hasta ahora sea casi irrecuperable.

–A mí no me cabe duda alguna de que sí se recuperarán cuando vuelva el crecimiento económico. Este país tiene un enorme potencial de creación de empleo. En 1993 se dijo algo parecido y años después hemos logrado las tasas de empleo más altas de la historia. Estoy seguro de que ahora se repetirá la historia, pero necesitamos tiempo. Estoy convencido de que saldremos de esta crisis como un país fuerte, potente y dinámico.

¿Le preocupa que se destruya empleo tan fácil como se crea?

–Eso es parte de lo malo del modelo económico que tenemos, muy basado en el empleo temporal y la construcción. Por eso lo queremos cambiar y vamos hacia un empleo más cualificado, dentro de empresas más competitivas.

Los precios siguen en tasas negativas. ¿Les quita el sueño?

–Yo nunca he creído que estemos en una deflación real, porque la inflación subyacente, la que excluye los precios de los alimentos frescos y la energía, nunca ha estado en negativo, aunque sí en niveles muy bajos.

Teme un otoño ‘caliente’ en sectores como el automovilístico, donde no cesan los EREs.

–No tiene por qué. De hecho, en Navarra Volkswagen va a crear 500 nuevos empleos porque no dan a basto con la nueva demanda. De modo que el sector no está tan mal como se dice.

Pero la ruptura del diálogo social no ayuda.

–Obviamente. El diálogo se rompió por la CEOE, pero estoy completamente convencido de que va a retomarlo, entre otras cosas porque pasa salir de la crisis necesitamos a los empresarios.