VIGILANCIA. Un grupo de vecinos de la pedanía jerezana de Torrecera patrulla los caminos rurales del pueblo. / J. C. CORBACHO
Ciudadanos

Los vecinos se toman la justicia por su mano

Hartos de sufrir robos y el ruido de la movida, los ciudadanos de las zonas rurales han recurrido a las patrullas, a pesar de ser una práctica ilegal penada por la ley

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Consideran que la seguridad que les proporciona la Policía no resulta suficiente. Así que han decidido tomarse la justicia por su mano y ser ellos mismos quienes patrullen las calles, para ahuyentar a ladrones y a la movida de sus ciudades.

Las llamadas patrullas ciudadanas de seguridad han proliferado, con este objetivo, en los núcleos rurales de la provincia. De hecho, en el último mes, los vecinos de al menos tres localidades gaditanas –Guadalcacín, El Puerto y Torrecera– han organizado grupos que recorren las calles, al margen de la Policía, para espantar a los «malos» de su entorno.

La Subdelegación del Gobierno ha respondido a este tipo de prácticas con una advertencia clara: los que así actúan se sitúan al borde de la ley y podrían incluso incurrir en un delito punible.

Los vecinos, en cambio, aseguran que actúan por «desesperación», sometidos a una constante inseguridad a la que –se quejan– no se llega a poner solución.

Los primeros en organizarse en grupos de vigilancia fueron los vecinos de Torrecera, una pedanía de Jerez, donde el propio alcalde pedáneo dio su bendición a las patrullas nocturnas, ante la proliferación de robos que estaba teniendo lugar en el pueblo durante el verano. Los vecinos lo achacaban a una escasa presencia policial en este núcleo rural, dependiente del Ayuntamiento jerezano. De modo que, hace un mes y durante tres semanas, diversos grupos de hombres y mujeres tomaron la iniciativa de patrullar a diario los caminos y las calles del pueblo, con la intención de intimidar con ello a los supuestos ladrones.

Según explica Manuel Bertolet, alcalde de Torrecera, las patrullas eran espontáneas, aunque estaban perfectamente organizadas. Y recibieron, además, el apoyo del resto de vecinos. Aunque recibieron rápidamente la respuesta del Ayuntamiento jerezano, que exigió la disolución de las patrullas a cambio de un refuerzo policial.

«Los robos desaparecieron», asegura no obstante, Bertolet, que recuerda que los vecinos «no iban armados» y tenían la premisa «de no enfrentarse a los ladrones».

Contra el botellón, ‘paseos’

Hace dos semanas, en Guadalcacín (también una pedanía jerezana de algo menos de 6.000 habitantes) el ejemplo de Torrecera causó su particular eco, con una iniciativa similar que tomó cuerpo entre sus vecinos. En su caso, sin embargo, la situación es muy diferente, ya que no son ladrones los que los han lanzado a la calle, sino el botellón. Están «hartos del ruido y el escándalo que causa la movida» cada fin de semana en torno a las discotecas del pueblo.

Lo que comenzó como una manifestación, ha acabado en una especie de patrulla masiva de vecinos, que ya el pasado fin de semana tomaron la zona para intimidar a los jóvenes. Con todo, en el pueblo prefieren no hablan de patrullas, sino de «paseos», quizá para no situarse tan al borde de la ley como sus vecinos de Torrecera.

De hecho, muchos de los que la pasada semana salieron a la calle fueron acompañados de niños. Además, no se reúnen en pequeños grupos, sino que se concentran más de 50 personas que en una manifestación espontánea, no organizada, toman las calles con la intención única de «cortar el punto» a los jóvenes.

Más combativos se muestran por su parte, los agricultores y vecinos de las zonas rurales de El Puerto. Los últimos que han protagonizado en el último mes este tipo de actuaciones, para enfrentarse a los ladrones. La situación de estas personas, de las zonas de Las Manoteras, no se limita a las últimas semanas. De hecho, estas personas vienen denunciando desde hace años los constantes casos de robo en su ganado, el gasoil de sus vehículos y en los aperos de labranza de sus fincas. Y así se han conformado en una Plataforma por la Seguridad, desde la que han organizado las patrullas.

En su caso, no sólo se quejan de una insuficiente presencia policial, sino que piden «que vuelva la Guardia Civil a patrullar las zonas rurales portuenses», en lugar de la Policía Nacional. Ya que desde el pasado 2006, en El Puerto la competencia en seguridad ciudadana le corresponde al Cuerpo Nacional de Policía.

También ellos han comenzado a recorrer el extrarradio del El Puerto en turnos nocturnos, para vigilar que nadie intente robarles de nuevo. Saben que se juegan la vida en ello, pero dicen no importarles.

Una práctica peligrosa

Fuentes de la Subdelegación del Gobierno de Cádiz recordaban ayer que este tipo de iniciativas vecinales son ilegales. E incluso peligrosas, en caso de que los vecinos se topen de noche con delincuentes sin escrúpulos.

Sólo cabe recordar casos tan peligrosos como el del clan de los hermanos Flores, que hace justo un año se dedicaron a dar golpes en la Sierra sin ningún reparo a disparar a escopetazos ante cualquier testigo que se pusiera por delante. La banda de la carretera, como eran conocidos estos hermanos, llegó a matar a una joven de 19 años en el Marquesado de Puerto Real, mientras intentaban robar en su casa. E incluso se enfrentaron a la Guardia Civil a tiros en el momento de ser detenidos.

A pesar de este riesgo, la Administración central no tiene previstas medidas que impidan a los vecinos de El Puerto tomar la justicia por su mano. Aunque se recuerda que estas personas, de ser interceptadas en la vía pública con cualquier tipo de armas por la Policía, tendrían que enfrentarse a una denuncia. Incluso a una posible detención, ya que infringirían la ley 1/1992 de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, que en su artículo 26.g considera infracción leve «la exhibición de objetos peligrosos para la integridad física de las personas con la finalidad de causar intimidación».

A pesar de todo, desde la Subdelegación confían en que las patrullas vecinales cedan en sus propósitos. Como ya ocurrió hace apenas dos meses en el barrio de El Tomillar, –también en El Puerto–, donde los inquilinos de varias viviendas advirtieron igualmente que saldrían a la calle para echar del barrio a unos jóvenes problemáticos. La advertencia sin embargo, quedó en nada. Aunque sólo después de que «hace apenas un mes se reforzara la presencia de la Policía Local», explica José Gutiérrez, presidente de la asociación vecinal Nueva Andalucía, desde la que se muestran «bastante contentos» con la nueva situación.

Más policías como solución

Un caso similar tuvo lugar en las llamadas Casitas Bajas del polígono de San Benito de Jerez, donde los vecinos clamaban por una solución contra el narcotráfico hace apenas un año y medio. La muerte de un joven apuñalado llevó a los más jóvenes del barrio a llamar a la justicia callejera. Y de nuevo se habló de patrullas vecinales, aunque, de nuevo, la colocación de una comisaría de barrio de la Policía Local aplacó los ánimos más exaltados.

También en la pedanía de Torrecera la promesa del Ayuntamiento jerezano de incrementar la presencia policial ha llevado a los vecinos a cesar en sus vigilancias nocturnas. «A partir del día 1 de septiembre llegarán los nuevos agentes, hasta entonces se han incrementado las patrullas de la Guardia Civil», explicaba ayer el alcalde pedáneo.

Adiferencia de estos casos, los agricultores y vecinos del extrarradio portuense que ahora vuelven a levantar el hacha de guerra contra los ladrones, parecen no conformarse con una mayor presencia policial. Ya que solicitan que vuelva la Guardia Civil a hacerse cargo de la seguridad en la zona, porque a su juicio «la Policía Nacional no conoce bien los caminos rurales», explica el portavoz Luis Morales.

Desde la Subdelegación del Gobierno, en cambio, se recuerda que la comisaría de El Puerto cuenta ya con una «patrulla rural» especializada, que dispone de vehículos todoterrenos para los caminos.

Los más veteranos

La reivindicación de los agricultores viene, no obstante, de lejos. Al igual que su experiencia con las patrullas. Y es que, los mismos vecinos que esta semana denunciaban la última oleada de robos, se organizaron hace cuatro años en grupos para dar caza a los ladrones en la zona. Uno de estos grupos llegó incluso a sorprender in fraganti a dos hombres, mientras robaban en la zona de Las Manoteras, hasta el punto de retenerlos a la espera de la Policía –alertados–, que finalmente los detuvo.

La experiencia y el riesgo de entonces no parece asustarles y este fin de semana tienen previsto reunirse de nuevo a espantar a los ladrones, en mitad del campo. Una temeridad que nace, según ellos, de la desesperación.

mgarcia@lavozdigital.es