Los ciudadanos de Guadalcacín, en Jerez, realizan «paseos» para intimidar a los jóvenes del botellón./ LA VOZ
Ciudadanos

«Ninguna ley puede prohibir que velemos por nuestra propiedad»

Los vecinos que forman las partidas callejeras se defienden de las críticas y reivindican: «Sólo defendemos lo nuestro»

JEREZ Actualizado: Guardar
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A muchos le puede parecer una actitud propia de las películas clásicas de la época dorada del western. Pero los vecinos de las zonas rurales de la provincia no se resignan a sufrir más robos, ni a soportar la inseguridad en sus pueblos, donde la policía llega con menos asiduidad que a las grandes ciudades. Y además de organizarse contra los ladrones, se defienden de las críticas que les dicen que eso es ilegal. «Ninguna ley puede prohibir que los ciudadanos velen por su propiedad», exclamaba ayer Manuel Bertolet, que además de ser alcalde de Torrecera, es también vecino del pueblecito de apenas 2.000 habitantes, que el pasado mes de julio tomaron las calles cada noche en grupos de tres a cinco personas para patrullarlas.

«Ha sido significativo que desde que salieron los grupos han dejado de ocurrir cosas», explica Bertolet, que recuerda cómo «afortunadamente no se toparon con ningún ladrón; vimos algún movimiento extraño». Aunque pertenece al Ayuntamiento que puso freno a las patrullas, a comienzos de agosto, defiende a quienes salieron a la calle: «No se iban a enfrentar a nadie, habíamos marcado esa pauta». Aunque reconoce que las patrullas realizaban labores casi detectivescas: «Anotaron las matrículas de algunos vehículos extraños».

En la vecina Guadalcacín, también jerezana, los vecinos tienen previsto salir de nuevo este sábado para evitar que cientos de jóvenes hagan botellón a la puerta de sus casas.

Evitan llamarlo «patrullas», «para que no nos digan que es ilegal», explica la portavoz de los vecinos, Manuela Arcos, que se queja de que «nadie se haya puesto en contacto con nosotros para solucionar el problema, ni la alcaldesa, ni la policía. Dicen que Guadalcacín es muy tranquilo».

Pero lo cierto es que cada fin de semana, los enfrentamientos verbales se suceden entre los que practican el botellón y los que quieren descansar.

Los «paseos» comienzan a la una de madrugada. Y la del último fin de semana reunió a más de 50 vecinos -hoy esperan ser incluso más-. Aunque insisten en evitar el término, lo cierto es que durante toda la noche patrullan literalmente la pedanía, «pendientes de diferentes zonas».