Mariano Rajoy abraza al presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, durante un mitin electoral para los comicios generales de 2008. / REUTERS
ESPAÑA

Rajoy hace una demostración de poder en el PP con la candidatura europea

El líder popular diseñó una lista a su medida que revela el poder de Javier Arenas y la debilidad de Esperanza Aguirre y Francisco Camps

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy eligió a su antojo al número dos de la lista del PP para las elecciones europeas, prescindió del candidato incómodo sin que le temblara la mano y se permitió seleccionar a los aspirantes propuestos por los presidentes territoriales. La nueva foto fija de los equilibrios internos del partido que refleja la candidatura al Parlamento Europeo muestra una manifiesta pérdida de poder de los barones territoriales, que a excepción del andaluz Javier Arenas, aparecen debilitados frente al creciente control del líder nacional.

Tras el puñetazo en la mesa que supuso la exclusión de Gerardo Galeote, el presidente del PP demostró que ya no está dispuesto a subordinar sus decisiones a las exigencias de los presidentes autonómicos ni a dejarse manejar por intereses ajenos. Así se lo dijo al Comité Ejecutivo en la reunión de la semana pasada, cuando les recordó las dificultades que tuvo que soportar, especialmente antes del Congreso Nacional de Valencia, y les dejó claro que la candidatura para las elecciones europeas sería «la de todo el partido» y no una lista a la medida de su número uno, Jaime Mayor Oreja, que, por cierto, no participó en absoluto en la elección de sus compañeros de viaje. «Rajoy quería dejar su firma en la lista europea. Tenía derecho y así ha sido», declaró uno de los candidatos.

Luis de Grandes era, desde el principio, el favorito de Rajoy para el número dos, pero el presidente del PP no le confirmó su decisión hasta el final de la tarde del martes, a punto de culminar sus trabajos el comité electoral, cuando ya se había demostrado que la candidata andaluza, Teresa Jiménez Becerril, no resistiría ni un asalto a su oponente socialista, Ramón Jáuregui, en los previsibles debates de la campaña. La presencia de esta víctima del terrorismo y novel de la política en el tercer puesto de la candidatura es el resultado de la enorme influencia que tiene su mentor, Javier Arenas, como vicesecretario general y presidente del PP de Andalucía. Además, en su condición de responsable de la política autonómica del partido, Arenas fue uno de los que tomó las decisiones finales de la candidatura, junto con Ana Mato y Dolores Cospedal, bajo la batuta del líder en el laborioso cierre de la tarde del martes.

Rajoy también quería que el futuro grupo parlamentario estuviera conformado por gente especializada y con amplia experiencia en el ámbito europeo. Así lo había acordado previamente con los eurodiputados Luis de Grandes y José Manuel García Margallo, los dos hombres de su confianza en Europa, junto con su cuñado Francisco Millán. Ellos le convencieron de que no podría prescindir de los expertos en instituciones comunitarias y el Tratado de Lisboa (Íñigo Méndez Vigo), pesca (Carmen Fraga), asuntos exteriores (José Ignacio Salafranca), agricultura (Esther Herranz y Pilar Ayuso); energía y medio ambiente (Pilar del Castillo y Alejo Vidal Quadras), fiscalidad, competencia, extraterritorialidad e infraestructuras (García Margallo) y relaciones con el PPE (Antonio López Istúriz). Para conservar a Salvador Garriga tuvo que frenar en seco las pretensiones del presidente de los populares asturianos, Ovidio Sánchez, que se postulaba para ese puesto.

Táctica 'marianista'

La táctica utilizada por el presidente del PP, típicamente 'marianista', para hacer un reparto territorial de la lista sin soltar el poder le costó varias horas de negociación pero, finalmente, consiguió su propósito. Estableció como criterio general la presencia de un candidato por autonomía pero aplicó esta norma con diversos efectos correctores. Las personas de su confianza consiguieron colocar a sus favoritos, como el navarro Santiago Cervera, que propuso a Pablo Zalba; Luisa Fernanda Rudí, que contó con el apoyo de Ana Mato para colocar a la aragonesa Verónica Lope; Rosa Estarás, que se promocionó para dejar el partido de Baleares y convertirse en eurodiputada, y Aznar, que situó en la lista a su ayudante, Pablo Arias.

Francisco Camps fue el gran perdedor de esta batalla. Luchó denodadamente durante toda la tarde del martes para situar en un puesto destacado a la presidenta de las Cortes Valencianas, Milagrosa Martínez, pero no lo consiguió. Se topó con la oposición de Madrid, que atribuyó al cupo valenciano al eurodiputado García Margallo y consideró que cualquier otra propuesta de Camps excedía del límite atribuido a los restantes territorios. El PP valenciano amenazó con utilizar el puesto de Margallo para Martínez pero Rajoy se lo impidió y terminó por darle el puesto 24.

Esperanza Aguirre no salió mejor parada porque su candidato, el ex consejero de Cultura, Santiago Fisas, ocupa el lugar 23, que está en el límite de los escaños que el PP confía conseguir en estas elecciones.

Otros dirigentes autonómicos tuvieron que conformarse con una suerte similar, pues Rajoy dio por cubierto sus cupos con parlamentarios que repiten por decisión suya. Atribuyó a Galicia los eurodiputados Fraga y Millán; al País Vasco, Carlos Iturgáiz, que también tenía la virtud de cumplir con el deseo de continuidad y la cercanía a Jaime Mayor; dio por cumplido el cupo murciano con la eurodiputada Cristina Gutiérrez Cortines; y el de La Rioja con otra candidata que repite, Esther Herranz. Por último, contentó a Cataluña con Vidal Quadras y a Castilla y León con la continuidad de Agustín Díaz de Mera.

Otra de las características de la candidatura popular es la endogamia del equipo influyente en la dirección del partido porque figuran en puestos de salida el cuñado de Rajoy, el hermano de Ana Mato, la hija de Fraga y el yerno de Pizarro, que, a su vez, es el ayudante de José María Aznar.