Boko Haram se atreve con la elite religiosa y política de Nigeria

Boko Haram buscó el magnicidio con un doble atentado contra Dahiru Bauchi, un reputado clérigo musulmán, y Muhammadu Buhari, expresidente de Nigeria y principal opositor de Goodluck Jonathan, actual jefe del Ejecutivo, en las elecciones generales de 2011. La banda radical explosionó ayer sendos artefactos contra los convoyes de estas dos personalidades cuando ambos se hallaban en la ciudad de Kaduna. Los dos objetivos resultaron ilesos, pero el balance de víctimas mortales oscila entre 50 y 82, según las fuentes, además de numerosos heridos.

La primera deflagración tuvo lugar a mediodía contra el vehículo con techo descubierto desde el que el religioso saludaba a sus seguidores. Un kamikaze hizo explotar la bomba a su paso por Alkali Road, en el centro de la población. El líder espiritual se había dirigido a sus seguidores con motivo del Ramadán y, según los medios locales, la cita había congregado a numerosos afines llegados de toda la república, pero también de Níger, Chad o Senegal.

Los predicadores como Bauchi, de tendencias moderadas y gran influencia entre la clase dirigente, se han convertido en un objetivo de la milicia salafista, que los tacha de acólitos del régimen de Abuja. Tras el ataque, los partidarios del clérigo se enfrentaron a los cuerpos de seguridad, a los que acusan de inefectividad ante la escalada bélica que sufre el territorio.

El intento de asesinato de Buhari tuvo lugar noventa minutos después, a unos 5 kilómetros, en el mercado de Kawo, cuando la comitiva de este político y general retirado atravesaba una zona periférica hacia su hogar en el vecino Estado de Katsina. Varios de los escoltas resultaron heridos y los automóviles, dañados, pero el expresidente se libró de la onda expansiva. Se teme que unas cincuenta personas perecieron en este segundo atentado.

Enfrentamientos sectarios

El rival de Jonathan es una figura controvertida en su país y uno de los previsibles candidatos en los comicios del próximo año. Su acceso al poder mediante un golpe de Estado y su apoyo a la implantación de la sharía (ley islámica) le han granjeado el repudio de demócratas y cristianos. Sus propuestas contra la corrupción le proporcionan el favor de las clases populares. Las explosiones perturbaron la atmósfera ya tensa de Kaduna, un centro industrial del norte con un millón de habitantes y periódicos enfrentamientos sectarios. La violencia intercomunitaria ha crecido por los atentados indiscriminados de Boko Haram, aunque, en esta ocasión, sus objetivos buscaban la liquidación de dos líderes de gran calado en la escena política y religiosa.

La estrategia de terror de los insurrectos también tuvo ayer otra manifestación con la difusión de un vídeo en el que interrogan a un oficial del Ejército del Aire maniatado y al que decapitan delante de las cámaras. Además, los medios de comunicación nativos informaron de la voladura del principal puente fronterizo entre Nigeria y Camerún, una operación que dificulta extraordinariamente la comunicación entre las regiones septentrionales de los dos países.