Una juventud que llega a los 65 años

Con 65 años los cursos de verano de la Universidad de Cádiz no se jubilan, sino que experimentan un renacer. La frase es del rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, encargado de darle ayer el pistoletazo de salida a la 65 edición de estas clases veraniegas. Y lo hizo destacando el número de matriculados de este año: 550, que participarán en los 18 seminarios que se desarrollarán en las instalaciones de la UCA hasta el próximo 18 de julio. Además, habrá 221 preadmitidos para estas actividades. «Quiero destacar en este aspecto las becas que se han concedido para que ningún alumno que tenga inquietudes se queda fuera por falta de recursos», remachó González Mazo.

Los cursos tratarán de temas como la opinión pública después de 1812, la educación, la literatura, el patrimonio cultural, la salud, el turismo, la comunicación científica, el protocolo, la neurociencia, el envejecimiento, la alimentación o la economía azul. El programa contará con la participación de prestigiosos ponentes como los escritores Benjamín Prado, Luis García Montero y Ángela Vallvey, el catedrático de Política de la Educación Manuel Puelles Benítez y el filósofo o el periodista Josep Ramoneda.

Lección inaugural

La primera lección de los cursos de verano de este año la impartió el catedrático de filología latina de la Universidad de Valencia, presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y poeta, Jaime Siles, que hizo una cerrada defensa de la enseñanza de las Humanidades en todos los campos de la educación. Comenzó la lección haciendo alusión a sus encuentros con José Ignacio Wert (PP), ministro de Educación, para que en la futura Lomce no se excluya la enseñanza de latín y del griego. En este aspecto agradeció que la reina Sofía firmara su petición para el mantenimiento de la enseñanza del griego.

En su disertación, Siles (cuya lectura de su currículum llevó a la vicerrectora de Proyección Internacional y Cultural de la UCA, Marina Gutiérrez, más de cinco minutos) insistió en la necesidad de conocer los clásicos para poder ser originales y alertó del riesgo de repetir los errores del pasado al desconocer la historia. «La dignidad humana está en las humanidades, hay que defender la tradición cultural para ser modernos y fieles a nosotros mismos», expuso.