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Sweet adiós

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Recuerdo, ahora que inicia la selectividad, cómo empecé a dar clases en la Facultad de Derecho de Algeciras con 29 años recién cumpliditos. La culpa fue de Sara Acuña, que me ofreció el destierro dándome la libertad docente que han sufrido mis alumnos estos ocho años. No llevo tanto allí como Dulce Eliche, la profesora más querida del CUESA (es lógico, no tengo su bondad y magisterio), pero ambos compartiremos en breve un duro final: el del despido.

Dulce -Sweet, la llamo yo- Eliche lleva dieciséis años luchando su vida y enseñando Internacional Privado en el CUESA desde que abrió en la calle Alfonso XI. Su contrato, prorrogado año tras año en fraude de ley como el de otros profesores, no es aún indefinido y la aboca al paro (me consta que Pilar Pintor está buscando solución a este asunto heredado). Sweet, como Paco Garrido Valls o Ignacio Pedregosa, sólo tiene un defecto: no es doctora en Derecho (quizás sea eso una virtud). Ellos y muchos más han formado a las últimas quince generaciones de jueces, notarios, fiscales y abogados del campo de Gibraltar, los mismos juristas que han acabado sus carreras con orgullo, imaginación y sin papel higiénico en los wáteres del antiguo Hospital Militar con capilla, plagado de ánimas y manchas de humedad con forma de rostros, donde fueron examinados por profesores hacinados en cubículos sin aire acondicionado ni impresoras.

El viernes 13 asistiré a mi última graduación. Guardaré en mi corazón a las bellísimas (y competentísimas) Luz Divina y Nati Rojas (¡y a su madre, que siempre prefirió a la otra hija!), al cachondo de Álvaro, el bedel, a José Manuel Vega -abuelo cebolleta-, a Daniel Moreno López -un abogado al que quise fichar-, a Carmen Gil -siempre interesada en aprender- o a Pepe Ríos enseñando el delito de lesiones en partido de fútbol. Y cómo olvidar la charla que dio -de extranjis- mi padre sobre la Constitución del Doce o a David Muñoz Riscart atacando al padre García Berbel en una conferencia, y al autobús de 48 alumnos que llevé a Cádiz a aprender la Mudawana, o la foto del jacuzzi de Gema García Ocaña el día de su graduación, o a Rocío Zambrana, que empezó y terminó la carrera conmigo y, por supuesto, a la última promoción: la que se querelló contra Adolfo Vigo por capillita y acudió al examen del matrimonio musulmán vestida de árabe: Los Iván, Jessica, Yaiza, Niebla, Estrella, Sara, Juan Carlos, Conchi, Jorge, María José, María, Diplinger o Eliana. Son ya casi un recuerdo. dulce.