La sucesión monárquica

La inesperada abdicación de Juan Carlos I como rey de España y el inminente nombramiento como tal de su hijo Felipe, heredero dinástico de la Corona, está haciendo correr ríos de tinta en las redacciones de la prensa escrita y avalanchas de comentarios de toda índole en tertulias radiofónicas, televisivas y entre la ciudadanía, como no podría ser de otra manera. La consecuencia directa de noticia tan impactante es la apertura del melón de la auténtica afiliación política de los españoles: monárquicos o republicanos. Los de ideología liberal o conservadora, los de derechas, parece claro que en su inmensa mayoría son partidarios de mantener la forma de Estado actual, esto es, la monarquía parlamentaria. Cosa distinta ocurre con las izquierdas, entre cuyas diferentes opciones las hay que exigen la celebración de un referéndum consultivo que defina la preferencia de los ciudadanos: si monarquía o república; o, como parece ya decidido en el partido socialista, republicano por definición, apoyar la elección del nuevo monarca, decisión ésta que no deja de sorprender a muchos de sus afiliados y simpatizantes. En la votación que a tal fin se efectuará en el Parlamento nacional se vaticina un apoyo cercano al 90 por ciento de los congresistas a favor del nombramiento de Felipe VI como nuevo monarca de España. Pues eso: «larga vida al rey». Y acierto para su difícil y delicada tarea, don Felipe, a lo que estará muy pendiente el pueblo. Que no se le olvide esto último.