Jorge Parra espera volver a los terrenos de juego el próximo curso. :: CARMEN RIVERA
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La victoria más dulce

Siete meses después de sufrir una dura y alarmante lesión, el polivalente jugador chiclanero del Conil afronta con optimismo e ilusión su futuro

CHICLANA / CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Media Sevilla sigue de Feria gracias a la tercera Liga Europa de la entidad de Nervión, en el Camp Nou se puso en juego una de las ligas más reñidas de los últimos años y en menos de una semana el toque madrileño inundará las calles de Lisboa. Sin lugar a dudas, el fútbol despierta pasiones, hace sufrir, vibrar, saltar, llorar... Pero todo eso queda en un plano menor cuando la necesidad aparece y la soga aprieta.

Pasión, pundonor, fortaleza, sacrificio y superación, esas cualidades tan manidas en el deporte rey son las que ha tenido que utilizar Jorge Parra en los últimos meses para ganar el partido más importante de su vida.

Vigésimo día del ya lejano mes de octubre, el Conil mide sus fuerzas ante el Recreativo B en el estadio Pérez Ureba. Los visitantes vencen 0-1 con gol de Naranjo (2-3 sería el resultado definitivo) cuando Jorge Parra, polivalente futbolista del equipo jandeño, sufre una caída en un lance más del juego. Su compañero Narváez ocupa su lugar mientras él, aquejado de un golpe en la espalda, se marcha del campo y acude al hospital. «Fui por urgencias al hospital y no me detectaron nada extraño. Me comunicaron que el golpe me había provocado un problema muscular, nada grave. Tenía que guardar reposo en las siguientes semanas, pero nada más», apunta el jugador de la escuadra auriazul.

Sin embargo, los días pasaban y las complicaciones hacían acto de presencia. «Al principio tenía molestias, pero todo se complicó con el paso del tiempo. En diciembre comencé a sentir un hormigueo por el cuerpo, la sensibilidad no era la misma...», asegura el chiclanero, que tuvo que sortear varios asuntos burocráticos para seguir en su lucha diaria.

«Llegó el momento en el que no podía ponerme los zapatos o me costaba muchísimo levantarme de la cama, así que decidí ir al Hospital Universitario de Puerto Real. Allí me hicieron una resonancia urgente y también una analítica. Los resultados fueron rotundos y no me dejaron levantarme. Tenía una fractura en la vértebra y estaba tocando la médula espinal, así que decidieron mandarme a Cádiz en ambulancia», destaca el jugador con la voz entrecortada.

La situación pasó a ser alarmante. Y Jorge Parra lo recuerda como si fuera ayer. No es para menos. «Me pude quedar paralítico sin saberlo, pues me diagnosticaron un tumor que, aunque era benigno, me debilitaba la vértebra. Las consecuencias pudieron ser tremendas», puntualiza.

Por eso, a sus 27 años sólo tiene palabras de agradecimiento para los que han estado con él en todo este tiempo. «Mi familia, mis amigos, los servicios médicos... todos han sido claves para que yo esté cada día mejor», apunta Jorge, que el próximo 9 de junio pasará la próxima revisión.

Ellos y su novia, pieza fundamental en esta historia que, afortunadamente, quedará como una prueba superada. «Ella ha sido clave para mí porque ha estado siempre ahí. Y eso que estudia en Madrid, pero todas las semanas venía e incluso perdía exámenes por estar a mi lado. No tengo palabras», apostilla.

El Conil CF, una familia

Y qué decir del Conil, un club que siempre ha estado al pie del cañón. El compromiso ha sido digno de elogio en todos los estamentos de la entidad jandeña. «En el club han estado pendientes de mí desde el primer momento. Mis compañeros me han visitado, Mere se ha interesado por mí desde el primer minuto, Miguel Chamorro también se ha portado a las mil maravillas, la labor la junta directiva no se me olvidará nunca, el papel de la afición ha sido inmenso...», señala Jorge.

Al fin y al cabo, y pese a su lesión, Jorge Parra se ha sentido partícipe de la gran remontada liguera del Conil, adalid de la representación gaditana en el Grupo X de Tercera desde su notable décima plaza. «Aunque no podía jugar, me he sentido partícipe de la plantilla desde el primer momento. Mis compañeros han elaborado vídeos de ánimo, me hicieron un homenaje frente al Betis B, me han dedicado una camiseta...», añade.

Pero su compromiso va más allá y apunta: «Tengo una espina clavada con mi entrenador Mere, que es un técnico de superior categoría. Él me ha dado mi sitio y no he podido estar al cien por cien con él. Me ha sorprendido mucho como persona».

Y en su mente está volver a vestir la zamarra conileña. «Me encantaría volver a jugar. En el Conil sé que tengo las puertas abiertas y voy a prepararme poco a poco para volver. Espero que la reacción sea positiva y pueda estar ahí», apostilla.

Tampoco se olvida del lateral zurdo Diego Ramírez, al que conoce desde los nueve años. «Es como un hermano. Ha sufrido mi situación como si le hubiese pasado a él. Mi agradecimiento es eterno».

Y como de bien nacidos es ser agradecidos, el chiclanero, que también pasó por el Chiclana y los escalafones inferiores del Cádiz, no duda en aportar sus conocimientos a los más jóvenes. Como entrenador ha logrado que los alevines de la Escuela de Fútbol Sancti-Petri sean campeones de la Segunda Provincial sin caer derrotados.

Otro éxito más en la trayectoria de un luchador nato. Jorge Parra, un jugador que brilla con luz propia.