Apuntes

El contrabando, en el punto de mira

Los controles exhaustivos realizados por la Guardia Civil en la verja están dando sus frutos, los estanqueros ya han visto aumentadas sus ganancias

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La provincia atraviesa un momento tan malo que cualquier decisión que sirva para mejorarla es bienvenida. Esto es lo que sucede con el tema del contrabando de tabaco, al que, desde hace unos meses, el Gobierno se ha propuesto poner punto y final. Aunque no se trata de una historia nueva, es tan antigua como el conflicto con Gibraltar, lo cierto es que en los últimos tiempos el daño que está haciendo este delito había obligado a cerrar numerosos estancos gaditanos.

Así, y tal y como señalan los datos, desde 2008, 49 negocios dedicados a la venta de tabaco habían tenido que cerrar, en su mayoría los ubicados en el entorno del Campo de Gibraltar, y en lo económico, la Agencia Tributaria ha perdido cerca de 1.200 millones de euros por esta actividad.

Pero los controles exhaustivos en la verja han frenado en un solo mes el contrabando lo que ha supuesto que los estanqueros aumenten la venta de tabaco y empiecen a recuperarse de las pérdidas de los últimos años.

Estos controles han demostrado que el contrabando es un negocio que, hasta las últimas intervenciones policiales, iba en aumento y supone una fuente de ingresos habitual para algunos ciudadanos del Campo de Gibraltar. Tanto que en sólo seis meses la Guardia Civil se ha incautado de 70.200 cajetillas en la frontera. La colonia cuenta con 29.000 habitantes y sus negocios de tabaco importaron el pasado año 140 millones de paquetes, si se hacen las cuentas es fácil deducir que es imposible que esa cantidad sea consumida por los gibraltareños. El bajo precio del tabaco invita a mercadear con él. Mientras en España un cartón cuesta 40 euros, en Gibraltar sólo 17. Con este precio es más tentador dedicarse al contrabando, más aún si las poblaciones que rodean al Peñón tienen una de las tasas más altas de desempleo del país.

Sea como sea, las últimas intervenciones policiales están dando sus frutos, pero aún queda un largo camino por recorrer, ya que no se trata sólo de localizar a los contrabandistas sino de cambiar toda una forma de vida.