Antonio Albarracín, exdirectivo de Vitalia. ::EFE
ANDALUCÍA

Un dinero de ida y vuelta constante

A. Albarracín exdirector general de Vitalia

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Tanto en el auto de prisión de Antonio Albarracín, exdirector general de Vitalia en Madrid, como el de los administradores del grupo Eurobank, del mismo holding, Eduardo Pascual y María Vaqué, todos acusados de cohecho, malversación y prevaricación y asociación ilícita, entre otros, la magistrada Mercedes Alaya relata cómo las sobrecomisiones cobradas por la aseguradora para tramitar la póliza de los trabajadores de los ERE revertían en sobornos a los que facilitaban el favor de su mediación.

La magistrada considera a Antonio Albarracín otra pieza clave en la trama en connivencia con Lanzas y Guerrero. A ambos ordena pagos desde Vitalia, pero también recibe parte del pastel para su propio patrimonio. El inculpado pasó de ser titular de cuatro inmuebles en 2001 a 16 en 2011 con dos hipotecas totalmente amortizadas. La investigación cree que al menos ocho de estos inmuebles procederían del dinero amasado con las comisiones.

La Guardia Civil ha constatado la pista de al menos 249.000 euros sus órdenes de pago desde Vitalia en cuentas de Guerrero mediante transferencias periódicas de 3.000 euros.

A Antonio Albarracín también le atribuye la jueza las posibles órdenes de pago a las empresas fantasma de Lanzas por más de cuatro millones de euros.

Cobro de los sindicatos

La jueza incluye entre los beneficiados por Albarracín, y por tanto Vitalia, a los «entornos» de los sindicatos CC OO y UGT, a los que ordenaría el pago de 4.291.384 euros. Los dirigentes de ambos sindicatos, Francisco Carbonero, y Manuel Pastrana, negaron taxativamente cualquier comisión ilegal por ERE alguno.

Pero Albarracín también buscó su propio beneficio, según la instructora, bien mediante su propia empresa, Permar 21, que contrataba servicios con Vitalia, en la que trabajaba como director general; o bien mediante el entramado de empresas fantasma de Lanzas, que le remitía entregas en efectivo a cambio de sus favores. Un ida y vuelta continuo del dinero de los ERE para satisfacer a todos.