Raquel Pavón y Manuel Sánchez interpretan sus piezas mientras los asistentes toman la cena. :: COSASDECOME
Sociedad

Retinto con fondo de violín y piano

El Café Royalty estrena una temporada de cenas con música durante el fin de semana

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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No hace falta que nadie lo pida. Todos los presentes, si hablan, lo hacen bajito. Incluso mueven el cuchillo con prudencia, para no estropear el momento. En una esquina del Café Royalty, una casi milimétrica reproducción de un café de Cádiz del siglo XIX, suena la banda sonora de 'Memorias de África'. La interpretan Raquel Pavón, al violín y Manuel Jesús Sánchez al piano. Ella luce un traje negro con falta hasta los pies. El pelo recogido, 23 años y profesora de Música con estudios tanto en el Conservatorio de Cádiz como el de Sevilla. A su lado, sentado, chaqueta y pajarita, Manuel Sánchez García, 24 años. Los dos están especialmente contentos porque en la mesa que tienen junto a ellos están dos melómanos que disfrutan visiblemente con la velada e incluso comentan detalles sobre las piezas que van tocando con exquisita elegancia. Van sonando piezas de música clásica, canciones de éxito de música moderna, boleros y bandas sonoras de película. Los asistentes sonríen cuando las reconocen.

Con sigilo las camareras del Royalty, pantalón en color crema y camisa azul, se ocupan de las mesas. Hay gente que toma una copa, público que cena a la carta y hasta alguna merienda tardía. Los músicos llegan cada sábado a las ocho y media y, con algún descanso, tocan en el salón del Royalty hasta las once y media. La propuesta de la cena con música ha tenido tanto éxito que desde esta semana la fórmula se repite también los viernes con el mismo horario pero con jazz. El Café Royalty intenta encontrar su sitio y para ello ofrece, desde febrero, estas nuevas propuestas que se refuerzan también con el fichaje para la cocina de Jesús Lustres, un joven cocinero gaditano de 33 años formado en la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones.

Menú degustación

Lustres se encarga de que sus platos estén en armonía con el ambiente dieciochesco del establecimiento. Para las noches de los sábados se ofrece un menú degustación para acompañar la música por 33 euros (postre y una bebida incluidos). Se empieza por un paté de cabracho y unos hojaldres aromatizados con sésamo sobre los que se colocan setas salteadas y un atún mechado cortado en finas lonchas. Luego se puede elegir entre una crema de mariscos al brandy u otra de espárragos y de plato fuerte la opción está entre el taco de ternera de retinto, comprada en el mercado de abastos de Cádiz acompañadas de patatas parisinas y verduras a la plancha o la merluza en salsa verde con langostinos y espárragos. La propuesta es clásica y tiene cierto regusto a los hoteles palaciegos que definen sus menús como de cocina internacional. Los platos vienen también descritos en inglés, sabedores de que parte de su clientela serán turistas que quieran disfrutar de este viaje en el tiempo. El menú degustación finaliza con un semifrío, una especie de tarta helada.

Todos los detalles están cuidados. Se sirve un surtido de panes con mollete, uno de semillas de amapolas y otro de aceite de oliva para acompañar la comida. Los cubiertos se cambian con cada plato que se sirve. Pero no sólo se puede tomar el menú degustación. También se puede comer a la carta y el nuevo objetivo del establecimiento, en el que trabajan ahora, es tener también una carta de tapas. La carta de Royalty no es larga, siguiendo la tendencia actual en hostelería en la que se apuesta por pocos platos pero escogidos, tratando así de ofrecer buena materia prima y no productos que lleven mucho tiempo en las neveras o congelados. Se especifican platos especiales para celíacos.