Economia

Solo dos supervivientes

MADRID. Actualizado: Guardar
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Sobre el papel, nada impide que el espíritu de las cajas de ahorros puedan conservarlo las fundaciones bancarias en la medida en que los dividendos percibidos y otros ingresos les permitan sostener la obra social al tiempo que mantienen el control del banco que desarrolla su negocio financiero. Sin olvidar que han de cumplir todas las exigencias que les impone esa propiedad, incluidas la diversificación de sus inversiones para disponer de una cartera más solvente y líquida y la constitución de un fondo de reserva con el que hacer frente a eventuales problemas. Satisfechos esos requerimientos, incluso podrán preservar cierta imagen tradicional, al sustituir el término caja por fundación: La Caixa será renombrará Fundación La Caixa.

Pero solo funcionarán como cajas, regidas por una norma similar a la LORCA, actual ley básica del sector, las que se circunscriben al ámbito territorial propio -una comunidad, más un máximo de diez provincias limítrofes- siempre que su tamaño no supere los 10.000 millones de euros en activos. En la práctica, tan solo Pollença o Ontinyent pueden seguir siendo cajas de ahorro químicamente puras.

Ontinyent acaba de dar a conocer que el pasado ejercicio ganó 800.000 euros, y su volumen de negocio se situó en 1.850 millones con un avance del 6,91% interanual. Limitada su actividad a la Vall d'Albaida, en la Valencia interior, esta entidad tiene una morosidad del 6,29%, prácticamente la mitad del sistema, aunque la necesidad de cubrir las provisiones ante futuras pérdidas, y de aumentar las reservas frente a contingencias no previstas, le forzará a recortar el presupuesto destinado en 2013 a su obra social en un 6%.