El Ejército de Malí, que es apoyado por el pueblo, lanza una ofensiva contra los islamistas que controlan desde hace meses el norte del país. :: ISSOUF SANOGO / AFP
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Francia lidera la intervención en Malí

Hollande despliega sus tropas en el país africano para luchar contra la «brutalidad» y el «fanatismo» de los islamistas

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El Ejército francés ha iniciado la lucha contra los islamistas de Malí. El presidente François Hollande admitió ayer por la tarde que soldados galos colaboraban ya con las tropas nativas en una contraofensiva para recuperar la ciudad de Konna, tomada el jueves por los fundamentalistas. El dirigente reconoció que la medida había sido adoptada el mismo día tras una conversación con Dioncounda Traoré, líder del Ejecutivo maliense, si bien testigos locales han señalado que el jueves se produjo el aterrizaje de aviones de carga y helicópteros con efectivos occidentales en el aeropuerto de Sévaré, una población situada a 12 kilómetros de Mopti, capital provincial y principal objetivo de la nueva ofensiva de los radicales. El jefe de operaciones del Ministerio de Defensa Oumar Dao añadió que junto a las tropas enviadas por París se encontraban militares senegaleses y nigerianos.

El dirigente del Elíseo no precisó en su alocución los términos en los que se está produciendo la participación militar gala ni la magnitud de las fuerzas movilizadas, aunque recalcó que la decisión se situaba dentro «del marco de la legalidad internacional». En su intervención, Hollande justificó la acción afirmando que Malí «se enfrenta a una agresión de elementos terroristas que vienen del norte y de los que todo el mundo conoce la brutalidad y el fanatismo». Según sus propias palabras, «está en juego la existencia misma de este Estado amigo, la seguridad de su población y la de nuestros 6.000 ciudadanos allí».

El Gobierno británico ha sido el primero en aplaudir públicamente la iniciativa de París. El ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido señaló en su cuenta de Twitter que Londres apoya la decisión francesa «en vista del avance rebelde», aunque un portavoz del Foreign Office ha aclarado que esa manifestación es política y no implica un respaldo militar sobre el terreno.

El anuncio de François Hollande, hecho público en torno a las 19.00 horas, contrasta con unas previas declaraciones en las que indicaba su disposición a satisfacer, sin establecer plazos, una solicitud de intervención solicitada por las autoridades de Bamako. «Francia responderá en el marco de las resoluciones de la ONU y en concertación con los otros países africanos a la petición de ayuda militar», había alegado el mandatario tras reconocer que el presidente Dioncounda Traoré había demandado su apoyo el día anterior.

En esta primera participación el dirigente francés también había recomendado la salida de sus compatriotas residentes en Malí. Aunque la capital permanece en relativa calma, el Gobierno ha decretado el estado de emergencia. Anoche, el presidente Traoré tenía previsto dirigirse a la nación a través de una intervención televisada en la que expondría los últimos acontecimientos.

Ruptura de la tregua

La rápida degradación de la situación en el país africano ya había hecho saltar las alarmas tanto en la región como en Bruselas y Washington. Previamente, el miércoles, la Unión Africana llegó a requerir la intervención de la OTAN aludiendo al peligro global que supone la presencia islamista en el norte del país. Tan solo horas antes de la intervención del dirigente francés, Catherine Ashton, Alta Representante de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, había anunciado la intención del organismo de enviar 200 entrenadores militares y otros 200 efectivos de apoyo, además de facilitar económica y tácticamente el despliegue de la Misión Internacional de Apoyo a Mali (AFISMA), formada por unos 3.300 soldados aportados por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Paralelamente, al otro lado del Atlántico, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reclamaba el 'despliegue rápido' de la fuerza internacional.

La ruptura de la tregua pactada por el grupo Ansar al Din y el Gobierno, y la inmediata operación de conquista lanzada por este grupo en la provincia centro-oriental de Mopti en los primeros días del nuevo año anunciaban el fin del precario 'status quo' conseguido el último semestre de 2012. La posibilidad de una intervención extranjera mucho más rápida y efectiva que la AFISMA, proyecto de lenta elaboración, llevó a los milicianos a amenazar con la toma a la fuerza Bamako, la capital del país, situada a más de 700 kilómetros del escenario de los combates. Su portavoz Sanda Ould Boumama ha llegado a calificar de «prueba de antiislamismo» cualquier hipotética intervención francesa en el conflicto.

La conquista del norte de Malí por Ansar al-Din, con el apoyo de Al-Qaida en el Magreb Islámico y el grupo Monoteísmo y Yihad en África Occidental (Mujao), se consolidó el pasado mes de junio. Previamente, la coalición salafista había colaborado con los independentistas tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad en la derrota del Ejército. Tras la retirada de las fuerzas gubernamentales, los radicales expulsaron a los secesionistas del territorio, de unos 850.000 kilómetros cuadrados, y revelaron su disposición a ocupar toda la república.