EL RAYO VERDE

EN BUSCA DE LÍDER

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DESDE que este periódico publicó el pasado viernes, en crónica de Lola Tortosa, que el PP se da seis meses de plazo para elegir candidato a la presidencia de la Junta, y que éste no será Juan Ignacio Zoido, las alarmas han saltado y se ha destapado la hasta ahora bastante discreta vida interna del Partido Popular. Es el insoslayable tema de la semana, en esta Nochebuena de escaso consumo y menos esperanzas, y no hay quien no tenga su versión de las causas y efectos de la situación en el partido que ganó las elecciones andaluzas y que mantiene una importantísima cuota de poder en los municipios de la comunidad, aparte de su hegemonía nacional.

El líder popular andaluz accedió al cargo con el aura de ganador de la alcaldía de Sevilla pero también como el único nombre de consenso para cubrir el enorme hueco que dejaba la salida de Javier Arenas. Desde el principio vimos que su condición de primer edil hispalense le perjudicaría entre el electorado no sevillano, porque parece que en las burbujas capitalinas, todas ellas, se pierde la perspectiva del resto del hemisferio y, como en la radio, parece que si llueve en Madrid es que lo hace en todo el mundo. Puede parecer provinciano, pero es real. Las luchas por las cuotas de poder interno hicieron el resto. Su debilidad frente a Griñán en la tribuna del Parlamento y la encuesta del IESA acabaron la faena.

A Juan Ignacio Zoido, que en su carácter afable y su estilo personal parece estar en las antípodas de su predecesor, su partido no le ha dado tiempo a consolidar un equipo renovado ni otra manera de hacer. Prolongar esta situación de interinidad no le hará bien a nadie aunque 2013 sea un año, en principio, electoralmente neutro. Es más, como se descuiden entrarán en esas dinámicas tan asentadas en los socialistas, que parecen encontrar un singular placer en devorarse mutuamente.

El baile de aspirantes se ha abierto.