Alfredo Pérez Rubalcaba, en un momento de la última sesión de control al Gobierno en el Congreso. :: CHEMA MOYA / EFE
ESPAÑA

Año y medio para intenta bajar el balón socialista al suelo

Rubalcaba aspira a pacificar el PSOE y a sentar las bases de su reconstrucción en la primera etapa de su liderazgo sin elecciones

MADRID. Actualizado: Guardar
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No es fácil pensar en un solo momento a lo largo de los diez meses que Alfredo Pérez Rubalcaba lleva al frente del PSOE en el que no haya habido un sobresalto o un elemento desestabilizador. Y, por primera vez, se abre un horizonte relativamente amplio sin elecciones. Salvo sorpresa, los ciudadanos no volverán a ser llamados a las urnas hasta las europeas, a mediados de 2014, y en el ámbito interno solo queda dirimir el liderazgo de Galicia y el País Vasco. «Ha llegado el momento de parar el balón y bajarlo al suelo», dice de manera gráfica un colaborador del secretario general tan futbolero como él.

Es pronto para echar las campanas al vuelo, pero en Ferraz aseguran que ahora podrán dedicar tiempo a poner en marcha su proyecto de renovación organizativa e ideológica sin interferencias externas. La calma con la que parece haberse asumido el batacazo del PSC en los comicios del 25 de noviembre, sobre todo si se compara con la efervescencia que sucedió a las vascas y gallegas del mes anterior, hacen prever un escenario llevadero. Ahora bien, nadie se atreve a bajar la guardia.

Si las cosas no se han descontrolado estos días ha sido, en parte, porque los resultados del 'primo' catalán fueron menos demoledores de lo que todos los sondeos hicieron prever. Pero hay también otras razones. El paso atrás del presidente de Andalucía, José Antonio Griñán, que en un primer momento alentó el debate sobre el liderazgo de Rubalcaba, ayudó a desinflar el globo de los críticos. Ambos comieron el 5 de noviembre y, según fuentes conocedoras de ese encuentro, el también presidente del partido garantizó que ni quería primarias inmediatas -en público ha llegado a asegurar que cuanto más tarde se celebren mejor-, ni desea un congreso extraordinario.

Trabajo de cocina

La labor de zapa con el grueso de los barones afines, sobre todo con aquellos que habían mostrado alguna inquietud con el calendario inicial de Ferraz, también fue útil para contener los ánimos. La gran mayoría -Patxi López , Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara, Javier Fernández, César Luena, Francina Armengol y Eva Díaz Tezanos- fueron convocados a un almuerzo el pasado día 16. Pero, a lo largo del último mes, ha habido otros encuentros. El último, el día 23 con los secretarios provinciales. Todo para ir preparando el terreno de lo que vendrá y tratar de evitar sorpresas. Hasta ahora, solo el vídeo grabado por un grupo de militantes para pedir «perdón» por los errores de José Luis Rodríguez Zapatero (e implícitamente afear a la dirección que no lo haga) ha alterado, ligeramente, la paz interna. Sin embargo, Tomás Gómez, el líder de los socialistas madrileños, con el que Rubalcaba creyó haber firmado una tregua que se ha demostrado inexistente, y a cuyo entorno se señala como impulsor de la aparentemente naif iniciativa, ha dejado claro que mantiene su intención de derribar a la actual ejecutiva y ni Carme Chacón ni los colaboradores más próximos de Griñán dudaron en respaldar la grabación. Un gesto.

La dirección del PSOE sostiene que el tiempo de la autocrítica ya ha pasado, que llevan un año fustigándose públicamente. Rubalcaba ha admitido que la reforma constitucional fue un error, que su partido no supo pinchar la burbuja inmobiliaria a tiempo, que tardó en reaccionar al drama de los desahucios... Alguno incluso asegura haber recibido llamadas de Zapatero por su excesiva contundencia a la hora de hablar de 'su' pasado. Ahora, dicen, toca reconstruir.

El inicio de esta pretendida nueva etapa comienza hoy con la visita al 'pasado mejor' que será el gran acto de homenaje organizado a Felipe González, con motivo del trigésimo aniversario de su histórica victoria en 1982. Pero, más que efectos prácticos, lo que se persigue es un cambio de ánimo, volver a contactar con el orgullo de ser socialista. La verdadera tarea organizativa comienza con la reunión del Comité Territorial, largamente pospuesto, y convocado para el día 15.

El modelo de Estado está en el centro del debate. «Será un encuentro tranquilo y útil», pronostica uno de los barones afines al secretario general. «Después de la declaración de Santillana, será el esqueleto del discurso territorial», dice. No todos le dan esa dimensión. Desde Andalucía, y también desde Valencia, se avisa de que pondrán más temas sobre la mesa y adelantan que hace falta un «revulsivo». «Del mismo modo que cuando se está en el Ejecutivo y se pierden elecciones uno puede hacer una crisis de Gobierno, en la oposición se pueden hacer cambios en la dirección», apuntan.

Lo evidente es que el tono de esta cita marcará las posteriores: el Comité Federal del 12 de enero y la gran conferencia de la primavera. ¿Las primarias? Si la Ejecutiva cumple sus planes, no llegarán hasta después de las europeas.