ESPAÑA

El Rey se preocupa ante Rajoy por el «españolizar a los catalanes» de Wert

El ministro de Educación mantiene intacto su discurso y saca pecho: «Estic molt orgullós d'això que he dit»

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No quiso decir ni media palabra sobre tensiones territoriales ni sobre la ofensiva independentista lanzada desde Cataluña por el presidente de la Generalitat. El Rey se pasó un buen rato sorteando las preguntas que sobre esta cuestión le plantearon los periodistas en el Palacio Real, durante la habitual recepción en el día de la Fiesta Nacional, pero a quien sí dijo algo fue a Mariano Rajoy, al que inquirió por la polémica afirmación del ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, de que su interés es «españolizar» a los alumnos catalanes.

El monarca aprovechó el momento relajado en el que se desalojaba la tribuna desde la que la autoridades asisten al desfile de las Fuerzas Armadas para hacer un aparte con el presidente del Gobierno y plantearle la cuestión. Fue una conversación de varios minutos, intensa, según cabe deducir de la gestualidad captada por las cámaras de televisión, y que, por su cariz, hizo retirarse discretamente al ministro de Defensa, Pedro Morenés, y al Príncipe de Asturias.

En el momento en el que don Juan Carlos sacó el tema, el jefe del Ejecutivo, que ya eludió respaldar expresamente el término empleado por su ministro, se encogió de hombros. Pero lo cierto es que el hecho de que el monarca pidiera algún tipo de explicación al jefe del Ejecutivo, algo que la Casa del Rey no desmiente aunque niega que hubiera reproche, no pareció inquietar lo más mínimo al propio Wert. El controvertido ministro, uno de los invitados al cóctel ofrecido por los Reyes, defendió ante quien quiso escucharle sus argumentos y, lejos de matizar o dar un paso atrás, sacó pecho. «Estic molt orgullós d'això que he dit» («Estoy muy orgulloso de lo que he dicho»), llegó a decir en catalán.

Incluso aseguró sentirse respaldado por todos sus compañeros del Consejo de Ministros, de quienes afirmó haber recibido una reacción calurosa y solidaria, «como ocurre -dijo sonriente- cada vez que uno de nosotros ocupa una posición más destacada de la que le convendría».

Que el Rey está preocupado por la deriva que han tomado las cosas en Cataluña ya quedó meridianamente claro cuando, rompiendo toda costumbre, hizo un llamamiento a la unidad en la recién estrenada web de la Corona con frases que también trajeron cola: «No es momento de dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras y ahondar heridas» o «no son estos tiempos buenos para escudriñar en las esencias ni para debatir si son galgos o podencos», dijo el monarca.

Aquel mensaje, aplaudido por unos y criticado por otros, especialmente en Cataluña, llegó apenas una semana después de la multitudinaria manifestación de la Diada en Barcelona a favor de un Estado catalán. Pero desde entonces don Juan Carlos ha evitado pronunciamientos tan explícitos. «Este jamón está muy bueno» «¿Sevilla?» «No me váis a sacar ni una palabra», respondió ayer a cada intento de tirarle de la lengua.

El Príncipe, que poco a poco va cobrando un mayor protagonismo, sí se prestó, en cambio, a hablar y dejó clara su opinión: que la situación exige que todos «los políticos» actúen con «responsabilidad», que es a ellos a quienes les corresponde actuar, pero que «todas las instituciones» deben poner de su parte. Ahora bien, también dio a entender que no cree que Cataluña sea «un problema» y se mostró convencido de que los ánimos están ahora demasiado encendidos por la proximidad de las elecciones como para saber qué es realmente lo que subyace en la sociedad, por debajo de las manifestaciones de los partidos.

Sin cauce político

Tanto es así, que don Felipe mostró cierta preocupación por la posibilidad de que «mucha gente» no encuentre en este momento una sigla política que sirva de «cauce» a sus propios planteamientos. «Confío más en la Cataluña real que en la espuma que estamos viendo», apuntó. Una «espuma» que, a su juicio, crean las «declaraciones» de unos y otros.

Como el Gobierno, la Corona trata de restar dramatismo al momento y evita dar por bueno que la unidad de España esté en cuestión a pesar de las contínuas llamadas a la ruptura que llegan desde las fuerzas mayoritarias de Cataluña; el 'president' Artur Mas ni siquiera quiso este año mandar representación al festejo oficial del 12 de octubre como gesto explícito -uno más- de que apuesta por hacer de su comunidad autónoma un Estado soberano.

En el Ejecutivo aseguran que al final se encontrará una «solución». En el PSOE, en cambio, creen que la actitud del Ejecutivo no es realista y que Rajoy ha optado por cerrar los ojos frente a un envite ciertamente serio. En todo caso, tanto el presidente del Gobierno como el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se cuidaron de dar titulares sobre este asunto en una jornada en la que, tradicionalmente -con notables excepciones- se cede el protagonismo al Rey.