Entrada a las instalaciones de Altadis-Imperial Tobacco en el recinto de Zona Franca. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

Los dueños de tabacalera envían a la chatarra la maquinaria de las plantas ociosas de Cádiz

Imperial Tobacco desmantela las dos naves que cerró y centra toda la actividad en la línea de tabaco expandido y almacenaje

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La factoría gaditana de Altadis ha recibido el 'stock' de producción de la antigua planta de Palazuelo, en Badajoz, que cerró a finales del año pasado. De esta forma sigue la reconversión en el seno de la tabacalera española desde que la inglesa Imperial Tobacco se hiciera con Altadis en 2008. La llegada a la Bahía de la producción extremeña ha servido, entre otras cosas, para continuar con una reordenación interna. La fábrica de Palazuelo se ha encargado siempre de la elaboración de tabaco negro y ahora su última producción se almacena en Cádiz para su distribución.

No es la única operación que se ha vivido en los últimos meses en la planta gaditana. Los gestores de la empresa enviaron a la chatarra la maquinaria de las naves ociosas que mantiene en el polígono de Zona Franca.

La factoría de tabacos que se levanta a la entrada de Cádiz por el puente Carranza ocupa más de 140.000 m2 y su plantilla, unos 70 trabajadores, teme, pese a todo, por su futuro laboral, ya que se trata de un complejo muy grande para una mano de obra tan pequeña.

En los últimos doce meses, Imperial Tobacco ha desmantelado parte de las instalaciones gaditanas y ha centrado la actividad en la única línea de producción que sigue abierta: la de tabaco expandido. Los nuevos gestores diseñaron en 2008 un plan de reestructuración para Altadis tras su compra, que significó para la fábrica de Cádiz el cierre de su línea de producción de tabaco reconstituido, en junio de 2009, así como la extinción de la planta de preparación de liga, en diciembre de 2009. Los ejecutivos de Imperial Tobacco dejaron entonces la factoría de Cádiz como centro logístico y con una única línea de trabajo en funcionamiento.

Este cambio significó la salida de 223 empleados. Pese a la reducción de actividad, la fábrica de tabacos de la Bahía ha mantenido el tipo. Así, ha trabajado a tres turnos hasta julio del año pasado. El comité de empresa solicitó a principios de 2011 la ampliación de un cuarto turno de trabajo para los fines de semana ante la llegada de producción procedente de plantas de Alemania. La dirección de Imperial Tobacco autorizó el pasado verano esta ampliación de turnos y la prorrogó en diciembre hasta el próximo septiembre. La plantilla gaditana ignora si continuará la producción en los términos que se desarrolla ahora. El presidente del comité de empresa, José Luis Marín, de UGT, confía en que la planta siga abierta y consolide su posición estratégica.

Este periódico ha podio saber que la dirección de la compañía ha desmantelado las dos naves de la planta de Cádiz que se encontraban ociosas. Así, parte de la maquinaria que ocupaba la planta de preparación de liga se desmontó para su traslado a los centros de Logroño y Francia, mientras que la línea de producción de la planta de tabaco reconstituido ha ido a parar a la chatarra.

La fabricación de tabacos en España ha ido bajando hasta pasar la actividad de catorce a tres plantas. Las únicas factorías que siguen abiertas se localizan en Logroño, como gran centro logístico, Santander y Cádiz, que mantiene su poder como almacén y área de producción de tabaco expandido. La factoría gaditana ha sufrido desde 1993 un total de seis expedientes de regulación de empleo. A principios de los noventa contaba con una plantilla de 1.050 trabajadores, frente a los 78 que ocupan en estos momentos las instalaciones.

Pese a la incertidumbre que reina en la plantilla por el futuro de la factoría de Cádiz, la estrategia empresarial llevada a cabo ha demostrado como la planta de la Bahía, aunque ya con una dimensión mucho más pequeña que la de hace una década, se ha hecho con una importante carga de trabajo. Este incremento de la producción es fruto del desvío de actividad de otras plantas europeas. Así, la factoría alemana se ha especializado ahora en la elaboración de tabaco de liar, más barato que el producto vendido en cigarrillos. De esta forma, la factoría de Cádiz se ha hecho con el expandido.

Por lo que se refiere a la factoría extremeña de Palazuelo, que elaboraba tabaco negro, Imperial Tobacco optó por desprenderse de ella ante la disminución de la venta y la presión fiscal. La empresa reconoció en su día que solo el 9% de los cigarrillos que se venden en nuestro país corresponden a tabaco negro, mientras que cuando se inauguró la línea de producción de Palazuelo, en 1991, la demanda de tabaco negro representaba el 41% del mercado. Las ventas de cigarrillos negros en España ha sufrido un descenso medio de casi el 17% en el período 2007/2011; una caída que se acentuó el año pasado al situarse en el 26,5% y cuya tendencia descendente se mantendrá los próximos años. Sólo el 2% de los consumidores españoles fuma cigarrillos negros.