La familia conserva un importante legado documental, compuesto por las obras de la biblioteca personal del médico. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Los guardianes del padre del pueblo

'Amigos de Cayetano del Toro y Quatiellers' pretende además catalogar el abundante legado patrimonial y bibliográfico del médico Los descendientes de Cayetano del Toro se unen en una asociación para divulgar su figura

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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En pleno debate del fin del Cementerio de San José, allá por 2005, salió a relucir el nombre del tatarabuelo de Lylian. El Ayuntamiento se haría cargo del traslado de sus restos a Chiclana al no quedar descendientes vivos. Un sentimiento de indignación la sacudió, seguido de una irremediable sensación de culpa: «Me di cuenta que nunca había reivindicado mi apellido». Ese fue el revulsivo de un punto de inflexión que llegó cinco años después. «Cuando falleció mi tía y mi padre nos preocupamos porque se podía diluir un importante legado», reconoce. Nada más y nada menos que la herencia del ilustre político, alcalde, médico y filántropo Cayetano del Toro y Quartiellers (1842-1915).

Un importante recuerdo patrimonial y otro, en un gran riesgo de desaparecer, el oral. «Recuerdo historias como que le regalaron un tití que durante años vivió en la casa», cuenta Lylian a modo de pincelada de un mar de historias protagonizadas por su insigne antepasado. Así surgió la idea de crear la 'Asociación de Amigos de Cayetano del Toro y Quartiellers'. Una entidad que se creó en 2010 pero que ha tenido en estos días su primer acto público, el montaje teatral de 'La Comedia de los Truenos', en los que usando la documentación que posee la entidad (libros o partituras) resucitan una fidedigna muestra del Cádiz de 1812.

Ángel Guisado, marido de Lylian y secretario de la entidad, explica los motivos de la asociación: «Nos dimos cuenta que la información que había estaba muy dispersa. Además, las herencias han ido dividiendo el patrimonio». De esta forma la intención primordial es catalogar e inventariar toda la información que encuentren del propio Cayetano del Toro, además de su importante legado patrimonial. La segunda motivación, divulgar la figura de Cayetano del Toro. «La gente sabe muy poco sobre él. Casi todo el mundo indica que fue alcalde, pero él fue mucho más que un político», reconoce Lylian, cuarta descendiente del Toro y presidenta de la entidad.

Por ello, la asociación se ha marcado una meta, el año 2015. Será cuando se cumpla el primer centenario de la muerte del médico que los familiares quieren celebrar con la publicación de una biografía que ahonde en facetas de su vida «poco conocidas». «A medida que investigamos, averiguamos datos más interesantes. Hay muchísima información sobre él y muchas ganas de difundir su figura», explica Lylian, una de las seis descendientes directas. La idea es abordar la figura de Del Toro como médico oftalmólogo, defensor de la especialización médica. O sus descubrimientos en el campo de la biología y la astronomía; su carácter filántropo (como para conocerlo con el sobrenombre de 'padre del pueblo'), su peso en la masonería y su gestión política en los años cercanos del primer centenario (del que fue impulsor).

Toda esta energía de la que se sorprenden sus descendientes quedó plasmada en un importante legado patrimonial (compuesto por objetos de coleccionismo, rarezas de otras culturas, antigüedades, muebles, medallas, monedas o espadas). Pero si hay algo que destaca es su impresionante biblioteca, hoy dividida en las casas de distintos familiares y que va desde ejemplares originales del 'Emporio del Orbe' de Fray Gerónimo de la Concepción, un ejemplar manuscrito de 1650 de 'Isla y Antigua Ciudad de Cádiz' u obras casi desconocidas del propio Cayetano como el estudio artístico 'La luz y la pintura'. Obras que ahora serán catalogadas y para las que no se descarta una exposición. Todo lo necesario para recordarle a Cádiz la trayectoria de uno de sus gaditanos más ilustres y humildes. Tal modestia que cuando abandonó la Alcaldía (después de cumplir una magnífica gestión) dijo el célebre: «Qué falta hago yo ya aquí».