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Yo me niego

Me niego a formar parte de aquellos que desean ver a Garzón vilipendiado, apartado, condenado

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Me niego a creer que en mi país hay una Justicia para mí y otra para los jueces. Me niego a pensar que un juez como Garzón no sepa qué es y qué no delito. Me niego a considerarlo un juez especial, por encima del que imparte Justicia en una pequeña capital de provincias. Me niego a formar parte de alguna de las banderías periodísticas que lo condenan o lo declaran inocente. Me niego a pensar en Garzón con el hígado, tampoco con el corazón y sí con la memoria; creo, sin más, que está siendo juzgado con todas las garantías que sería juzgado usted, que ahora mismo lee el periódico.

Me niego a creer que está sentado en el banquillo por prepotente, aunque lo ha sido y lo es; por su enemistad con sus compañeros; por su avaricia mediática; por su facilidad para la polémica y rodearse de palmeros; por su estrellato, que le ha permitido al periodista Miguel Ángel Aguilar tildarlo de 'el juez campeador'. Yo me niego a creer que un juez con la decisión y la preparación de Garzón pueda mantener ante un Tribunal que espió a los abogados del Gürtel para evitar un delito. Me niego a considerarlo como alguien distraído, embebido de sí mismo y creyendo que después de Dios está él, y luego él, y luego nadie, y después de nadie todos los demás. Yo me niego a olvidar los servicios prestados a la comunidad. Los delincuentes enviados a la cárcel, las causas abiertas contra terroristas y narcotraficantes. Me niego a olvidar que su trabajo nos ha hecho más seguros y libres, y que el pago ha sido muchas veces la descalificación y la crítica. Ay, pobre hombre que veía amanecer desde su despacho.

Me niego a defender la tesis de la señora Chacón, más licenciada en Derecho que abogada, que dice esa barbaridad de que algo falla en la justicia si en el banquillo de los acusados está Garzón. ¿Por qué? ¿Es que los jueces no delinquen? Todo lo contrario: algo va bien cuando los magistrados sientan a uno de los suyos. Es la ley, doña Carme, se trata del cumplimiento de las leyes y nada más. Yo me niego a formar parte de aquellos que desean verlo vilipendiado, apartado, condenado. Hubiera deseado que hiciera caso a sus compañeros jueces y fiscales, los que le estiman y aconsejaban: Baltasar eso no, no lo hagas, ten cuidado con esas escuchas. Pero no. Como si fuera un Urdangarín, pero de la Justicia, se puso la Audiencia Nacional por montera, y así le va. Mala cosa esta de creer que el fin justifica los medios. Mala de verdad.

Y me niego a hablar de una conspiración. Un Tribunal intenta aclarar si unos hechos son constitutivos de delito, y punto. Lo demás, jueces, partidos políticos -menudo papel el de Cayo Lara-, y algunos medios de comunicación pueden clamar en el desierto. Dará igual. En cualquier caso magistrado le deseo suerte y quisiera verlo inocente. De verdad.