Alfredo Pérez Rubalcaba, ayer, en un mitin en Talavera de la Reina. :: JOSÉ ÁNGEL / EFE
ESPAÑA

Rubalcaba siente que salvó los muebles en su cara a cara con el líder del PP

El candidato socialista admite que es difícil saber si captó votos pero se muestra satisfecho porque logró explicar su programa

MADRID. Actualizado: Guardar
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¿Se siente Alfredo Pérez Rubalcaba vencedor del debate organizado por la Academia de Televisión? No es la palabra que él utilizó en su somero análisis posterior ante la prensa. Ni siquiera una parecida. El candidato del PSOE se mostró más bien razonablemente satisfecho. Como quien se ha quitado un peso de encima y cree que ha salvado los muebles porque no ha cometido fallos garrafales. En una situación como la actual, comentaba poco después de la cita uno de sus principales asesores, eso ya es casi un «milagro».

No es el único que a toro pasado confiesa que el cara a cara que tanto empeño puso en celebrar Rubalcaba siempre le pareció una apuesta arriesgada. Hay quien incluso asegura haber sentido auténtico «miedo». «Con cinco millones de parados, las pensiones congeladas, y la economía que no remonta nos podían haber barrido y no lo hicieron ; así que tenemos motivos para estar contentos», sostiene un miembro de la ejecutiva socialista.

La euforia mostrada el mismo lunes por los portavoces del partido con frases como «hemos ganado por goleada» dio paso ayer, pues, a una reflexión menos apasionada. Incluso por parte del propio Rubalcaba. «A mí esto de si ganas o pierdes, no diré que me da lo mismo -dijo nada más empezar por la mañana un acto en Talavera de la Reina- pero no es lo importante». Su consuelo es que dijo todo lo que quería decir y no se le quedó nada en el tintero.

«Hoy hay millones de españoles que saben que si nos dan su confianza saldremos de la crisis sin dejar a nadie atrás». Ese es justamente el mensaje que lleva semanas defendiendo en decenas de plazas de España. La diferencia está en que a cada mitin asisten en el mejor de los casos, como el de Dos Hermanas, en Sevilla, 20.000 personas. El debate en televisión fue seguido por once millones.

Que sirviera para ganar un solo voto ya es harina de otro costal. Ni él mismo se atrevió a pronunciarse en un sentido o en otro durante una charla con los periodistas que siguen su campaña, poco antes de su intervención en un acto en Toledo, junto a José Bono y el expresidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda.

En su comité electoral creen que hay indicios para creer que sí, que pudo convencer a algunos de esos cerca de tres millones de antiguos votantes socialistas que antes del debate se declaraban indecisos. Se apoyan en encuestas elaboradas en la misma noche del lunes en la que la distancia entre Mariano Rajoy y y Rubalcaba es menor que en los sondeos electorales previos; pero en todo caso, que admiten que las cifras no son equiparables porque ni el tamaño de las muestras ni las preguntas formuladas coinciden.

Punto de inflexión

Lo que tienen claro en el PSOE es que la confrontación televisada con Rajoy supuso un punto de inflexión. Era su único disparo para romper la bolsa de indecisos y hacer que fluyera a su favor. Ahora volverán los actos en polideportivos. Queda aún uno en Zaragoza con el gran 'agitador' (con permiso de Alfonso Guerra) Felipe González, y otro en Málaga con José Luis Rodríguez Zapatero, el único en el que candidato y presidente saliente coincidirán en toda la campaña. Pero su eficacia es discutible.

Cabe esperar, en todo caso, alguna «sorpresa», según aseguran en el comité de campaña. Ayer por la noche la hubo. Fuera de programa intervino en el Pabellón Santa Bárbara el presidente del Congreso, que aún conserva su tirón entre la militancia castellano-manchega. Lo hizo para dar la gracias a Rubalcaba por haber estado o dispuesto a «mojarse» por su partido en el contexto «más difícil». «Ánimo, fuerza y aliento-gritó- aquí no cabe arrugarse; el que se arruga no gana».

Bono hizo hincapié en que la situación es complicada, pero precisamente por eso reclamó a sus seguidores que se activen. Y apeló al recuerdo más oscuro (a ojos de los socialistas) del Partido Popular, a la época de José María Aznar. «¿Acaso fue fácil en 1995?; ¿acaso fueron fáciles aquellos años en los que querían meter preso al presidente del Gobierno, Felipe González, en 1993?. No fue fácil en 2004 cuando incluso mandaron telegramas para que los embajadores de España mintieran sobre la autoría de aquel terrible atentado», concluyó.

Y también arremetió contra la actuación de Rajoy en el debate. Le comparó con un «estudiante repetidor» que sabe que «su padre paga», ridiculizó que leyera en numerosas ocasiones durante el rifirrafe televisado y le tildó de cobarde por refugiarse en la ambigüedad «¿Pero cómo se puede ser capitán si no se moja?», preguntó. Nada dijo de que le llamara Zapatero a Rubalcaba. Pero el candidato sí. Cree que el gazapo del líder del PP fue claramente intenciondo.